martes, 10 de octubre de 2017

Relato: Interstate 5 (Parte 1)


 –¿Aún tienes la ropa mojada?
–Un poco – Natalia pasó las manos por los tirantes de la camiseta, comprobó el grado de humedad y después se peinó el pelo con los dedos–, pero empiezo a secarme.
Hacía rato que Dani no se sentía abrumado por la extensa carretera de cinco carriles que discurría recta hasta perderse en el horizonte. Si fijaba la vista en un punto lejano, le parecía que las montañas Californianas adoptaban un matiz apagado bajo el fuerte sol. Y sin embargo, no lograba deshacerse de una tensión que le nacía de dentro y lo obligaba a agarrar el volante con los puños apretados.
–¿Vas bien?–le preguntó Natalia levantado ligeramente las gafas de sol–.Te veo tenso, te vas a hacer daño en la espalda si conduces así.
–Estoy bien, tranquila. Es que no conozco el sitio y ya está, pero me acostumbraré.
La chica ahogó una risa y aparcó el tema. Se había acostumbrado a las inquietudes de Dani. Sabía que necesitaba sus periodos de adaptación, en cierto modo se trataba de llegar a dominar la situación. Era mejor no insistir. La experiencia le había demostrado que tratar de confortarlo con palabras agradables nunca funcionaba. Porque Dani necesitaba crear su propia seguridad.
En un intento de adelantar al coche que tenían delante, Dani observó por el retrovisor. Divisó una furgoneta blanca que se les aproximaba, y al fijarse en el conductor encontró a un chico pelirrojo muy joven. No viajaba solo, y tuvo la impresión que se trataba de uno de esos grupos de universitarios que deciden recorrer el país en furgoneta. Cuando estuvo más cerca, el vehículo le pareció enorme. En este país todos los coches son monstruos, pensó, están hechos para esta gente tan enorme.
–...con la de mierda que comen no me extraña sean enormes–dijo en voz alta.
–¿Qué?
–Nada, pensaba en voz alta–y sin apartar la mirada del retrovisor mostró un deje de frustración–. Venga pelirrojo, ¿vas a pasar o no?
Dani trató de frenar, pero su mente olvidaba a veces cómo funcionaba un coche automático y la sensibilidad de Chrevolet alquilado, y al presionar con un poco más de fuerza el frenazo resultó un tanto violento. Natalia se incorporó hacia delante, pero el cinturón de seguridad la retuvo.
–Perdona, cielo–dijo Dani poniendo una mano sobre su pierna–.¿Te has hecho daño? No acabo de dominar este coche.
–Estoy bien, estoy bien. No pasa nada.
Cuando la furgoneta hubo adelantado, Dani se colocó en el carril izquierdo.
–Si vemos una gasolinera deberíamos parar, no quiero que comience a hacerse de noche y que nos quedemos tirados.
–No vamos a quedarnos tirados–rió en un tono que sonaba más a obviedad que a burla–, el depósito está casi a la mitad.
–¿Y si no encontramos una gasolinera después? ¿O si no la vemos porque está oscuro?
–Vale, vale, como quieras. Pararemos, y de paso podríamos comer algo, empiezo a tener hambre y aún queda mucho para llegar a San Francisco.
–Me parece bien, ¿qué tal tu ropa? ¿Sigue mojada?
–Mi ropa sigue igual que hace dos minutos– y esta vez, en la voz de ella sí había un deje de impaciencia.
Natalia se acomodó en el asiento, y fijó la mirada al otro lado de la ventanilla. A pesar del aire acondicionado podía notar la ola ardiente del exterior. En parte porque la había sufrido, y porque la vegetación mostraba un color apagado, arenoso, casi chamuscado. Apoyó la cabeza en la ventanilla y cayó en un estado de sopor. Al rato, la voz de Dani la devolvió a la realidad.
–Un área de servicio, Natalia. ¿Quieres que paremos?
Abrió los ojos con lentitud. Lo primero que divisó fue la señal amarilla de la gasolinera y después la entrada a un Burger King.
–Vale, sí.
Dani tomó la siguiente salida y al poco ya se encontraban en el interior del área de servicio.
–Por dios, qué grande es esto– comentó ella.
El recinto, sin tener en cuenta la gasolinera, albergaba unos pocos edificios de techo plano, de los cuales la mayoría eran restaurantes de comida rápida. Aun así, no había demasiada gente merodeando por allí y las distancias entre los locales eran tan amplias que Dani y Natalia no pudieron evitar un ligero sentimiento de desolación. Los pocos coches que se habían desviado había ido a parar a la gasolinera, y en consecuencia ésta había cubierto su cupo de servicio. Entre los coches que esperaban, Dani divisó la furgoneta blanca en la que viajaban los estudiantes
–¿Tienes hambre? –dijo él al ver que la gasolinera estaba al completo–.Te diría de comer primero y luego ya repostaremos.
–De acuerdo, como veas.
Natalia se quitó las gafas de sol y se las colocó en la cabeza, como si fuera una diadema.
–¿Qué te parece el Burger King? Tampoco hay mucho más.
Dani no respondió, se limitó a circular por el recinto con la lentitud que requiere una buena inspección. Natalia no interpretó el silencio de Dani como una negativa, sino como una indecisión. Esperó que él se situara, quizás daría dos vueltas antes de decidir.
–Entonces, ¿Burger King?–preguntó al poco.
–¿Qué te parece ese sitio de ahí?
Entre una tienda de ultramarinos y un Starbucks, Dani había divisado un local alargado que daba la impresión de pretender pasar desapercibido. El marrón desgastado de las paredes le daba un aire de cabaña vieja. Junto a la puerta, dos grandes cántaros mejicanos flanqueaban la entrada rojiza.
–¿Ese? Estás de broma, ¿no? Pero si no hay nadie, el aparcamiento está vacío.
–Por eso mismo, nos atenderán rápido.
Dani condujo hasta quedar a una distancia que le permitiera una mejor inspección. No solía preocuparle el estado deteriorado de las cosas, Natalia era mucho más esnob que él en esos temas.
Durante unos segundos observaron el local por el cristal trasero del coche. Unas cortinas que parecían espesas impedían divisar el interior.
–¿Estás seguro de que no está cerrado?
–En el cartel pone que está abierto, ¿ves? Open.
–Pues a mí no me gusta.
–¿Qué no te gusta?
–Me da mal rollo.
–Natalia, no te puede dar mal rollo sólo la entrada.
–Bueno...no sé.
–Al menos vamos a echarle un ojo. ¿No estás harta de tanta multinacional de comida basura?
–...sí...pero no sé si esto va a ser mejor.
Bajaron del Chrevolet, y prácticamente cerraron la puerta al unísono. En el exterior, el sol alto abrasaba el suelo.
–Espera–dijo Natalia como si recordase algo–. Voy a coger ropa para cambiarme en el baño. ¿Puedes abrir el coche?
–¿Ahora vas a cambiarte?
–Mejor eso que esperar a que se me acabe secando.
–Deberías haberte cambiado en los baños públicos. Te he dicho que te cambiaras allí.
–Y yo te he dicho que estaba sucio y que me daría asco si la ropa cae al suelo.
Natalia abrió la maleta y al poco había extraído la ropa interior, unos vaqueros largos y una camiseta de manga corta muy sencilla.
–¿Llevas las bragas y el sujetador en la mano?
El tono sonó desesperado,
–Los he tapado, tranquilo – contestó molesta–. Deja de reñirme, nadie lo va a ver.
–Yo no te riño.
–Sí lo haces, todo el rato, y no dejas de quejarte.
Dani puso los ojos en blanco, no porque pensase que Natalia exageraba sino porque conocía el proceso de las discusiones. Él apretaba y apretaba, hasta que ella se cansaba, se enfadaba y se pasaba de morros lo que quedaba del día.
–Está bien, perdona.

Natalia subió los peldaños con decisión, quizás más guiada por la poca paciencia que le quedaba. Bajo el cartel azul con letras blancas donde se leía Push, encontró un tirador de madera y empujó.

30 comentarios:

  1. Anda, qué curiosidad. ¿De dónde vienen y adónde van? ¿Son pareja, hermanos, amigos...? ¿Y qué ocurrirá en el extraño local?
    Me gusta, me gusta!
    Un besito!

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    1. Jaja me alegro de que te guste! No tarderé en publicar la segunda parte :)

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  2. Bonito relato, cargado de incógnitas, como a mi me gusta. Besos

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  3. A ver cómo continúa. Todavía no puedo hacerme una idea bien. Por ahora parece ligero y escrito a través de escenas presentes, como me gusta para que se visualice lo que ocurre. Ya te seguiré leyendo. Un beso, María.

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    1. Muchas gracias! Me alegro de que te guste! Un besito :)

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  4. Oye, pero no nos dejes así!! jajaja Me encanta!

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  5. Creo que tus protagonistas no saben o han decidido obviar que no se debe entrar en un local que está vacío cuando los aledaños están llenos. Si no hay nadie, por algo será.
    Esperaré la continuación.
    Un beso.

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    1. Jajaja es verdad, de hecho a ella ya no le gusta mucho! Muchas gracias guapa
      Un besito Paloma :))

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  6. Qué buena pinta tiene tu nuevo relato, María. Para empezar la ambientación es la mar de interesante, te has ido nada menos que a Norteamérica. ¡Me encanta! Espero con impaciencia a ver qué hay tras las puertas de ese restaurante "misterioso" y cómo continúa la historia :))

    ¡Un beso grande!

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    1. Guapa, este verano estuve por allí y tuve tiempo para inspirarme :)
      Me alegro de que te guste! Un bestio

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  7. Hola María, vaya ambientación más a la americana has presentado en el relato. De Giro al infierno pasando por Abierto hasta el amanecer, puedo esperar cualquier cosa en esta historia que has dejado con un hilo de buen suspense. Veremos lo que sucede. Una abrazo.

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    1. Americana 100% jajaja la verdad es que pretendía escribir una única historia, pero me quedó un poco larga, y pensé que lo mejor era dividirla en 3 partes, ya no por la extensión, sino por el escenario y argumento. No tarderé en publicar el resto :))
      Un besazooo!! :))

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  8. ¡Ay! ¿Qué habrá detrás de la puerta? Una primera parte que transmite una inquietud por una amenaza latente, una verdad oculta que barrunto está a punto de mostrarse para desgracia de la joven pareja. Desde luego que esas enormes carreteras norteamericanas pueden resultar amenazadoras con solo pensar en quedarte sin gasolina en mitad de la nada. Un abrazo!!

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    1. Sí! Además el cine nos ha enseñado a respetar la América produnda jejje me alegro de que te haya gustado :) un besito David!

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  9. A ver cómo acaban esos dos. Me encanta como va la historia. Desde luego, raro tiene que ser el sitio para estar vacío en un área de servicio en Estados Unidos. Yo no entraría ni loca.
    Toda una road movie literaria, por ahora.
    Un beso.

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    1. Yo tampoco entraría! Ya es en una simple terraza para tomar algo que no me gusta elegir la más vacía, imagina en la América profunda...jajaja un besote

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  10. ¡Qué buena primera parte María! Nos dejas con una sensación de querer más, ¿qué les pasará a estos chicos? Le has dado un suspense genial que te hace leerlo de un tirón y como siempre clavas los diálogos, supernaturales.
    A ver qué nos depara la historia...
    Un besazo guapa.

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    1. Muchas gracias guapísima! Me alegro de que te guste :))

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  11. Me ha encantado esta primera parte, María! Los personajes me parecen muy bien construidos replanteas muchas incógnitas, además, me lo he leído del tirón sin darme cuenta. A ver como continuas la historia! Volveré para descubrirlo! Un abrazo! ; )

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    1. Muchas gracias por el comentario tan amable! Un besito :))

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  12. Uy uy uy, esta historia me está encantando pero tengo presentimiento de que algo no muy bueno va a pasar, si no entre ellos, con ellos.
    Describes de maravilla la situación, transcribes los diálogos de forma que suena muy real (incógnita: ¿por qué lleva ella la ropa mojada?) ¡todo resulta fascinante!
    Espero con ansias la continuación, María.
    Un beso.

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    1. Jajaja la ropa mojada!! Muchas gracias Chelo por pasarte y comentar!! Un besazo :))

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  13. !Wow! Me enganchó tanto esta primera parte, que me la leí sin parpadear. Me encanta la trama y el abordaje de sus personajes en ese misterioso suspenso. Por dios, que habra detras de esa puerta, y lo peor que pasara? Estaré al tanto de la segunda parte.
    Un abrazo!

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    1. Guapísima muchas gracias!!! Me alegro de que te guste! Tú, que eres la reina de la intensidad y la emoción! Un besazo

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  14. Hola María, interesante inicio y miedo da saber qué encontrarán detrás de esa puerta.
    Abres muchos misterios, con ganas de saber cómo continuarás.
    Saludos

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    1. Muchas gracias guapísima, acabo de publicar la segunda parte :))

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  15. Uahuuu! Muy bueno María, nos llevas con tu relato como en una road-movie por esas interminables carreteras americanas y nos has dejado en ascuas!! Qué pasará? ¿por qué elegir justo el más cutre y más intrigante de los locales? Bueno... voy corriendo a leer la segunda parte.
    Besazos María y feliz noche.

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  16. Jajaja sí que han elegido el local más cutre! Muchas hracias guapísima por tu comentario! Un besote :))

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