miércoles, 29 de mayo de 2019

Reflexión: rotura de cristales



Feliz miércoles a todos. Ya comenté que me he dado cuenta de que últimamente sólo me he centrado en reseñas. Ya no publico relatos ni hablo de autores, ni comento películas ni series a menos que las esté comparado con la novela que reseño. Pero quiero que esto cambie.
Por eso me he propuesto también escribir alguna reflexión de vez en cuando. Porque a veces… pues me da por pensar en cosas de la vida.
Intentaré escribir dos entradas esta semana, teniendo en cuenta la triple reseña que intentaré publicar el domingo sobre: Otra vuelta de tuerca, Circe y El misterio de Salem’s Lot (mucho terror estoy viendo en mis lecturas últimamente)
La primera reflexión del blog se la voy a dedicar a la novia de América. O la que fue durante un tiempo. ¿Quién no conoce a Julia Roberts? ¿Quién no ha visto Pretty Woman miles de veces?
Yo era de las niñas que veía hasta el aburrimiento Pretty Woman y Dirty Dancing. Cada vez que la emitían por la tele, ahí estaba yo. No me cansaba, y casi me las sabía de memoria.
Para mí, Julia Roberts es una actriz que siempre ha estado ahí, todo el mundo la conoce, aunque no te guste el cine, sabes quién es. Es tan alta, tan guapa, con esas piernas kilométricas y ese pelo brillante. ¿A quién no podía gustarle la encantadora Vivian Ward?

Ahora voy a hacer un inciso. En Cómo conocí a vuestra madre, hay un capítulo en el que Ted Mosby sale con una chica que habla demasiado. Él, cegado de amor, permanece ajeno y feliz a este defecto, hasta que sus amigos se lo exponen abiertamente. Y entonces, es cuando él toma consciencia, y se produce la famosa “rotura de cristales”, que es como el nombre indica, escuchar un cristal romperse para no volver a recomponerse nunca más. A partir de ahí, a Ted le irrita el terrible defecto de su novia, lo cual provoca que la relación no dure mucho más.


Rotura de cristales: advertir de repente el defecto de alguien a quien idolatras, con la terrible consecuencia de no poder soportar a la persona nunca más.

Y ¿A qué viene esto? Pues a que yo he sufrido recientemente una rotura de cristales con Julia Roberts.

En mi último año de instituto se estrenó Notting Hill. La vi montones de veces con mis amigas. Nos encantaba la historia de amor ambientada en Londres, porque claro, también estábamos enamoradas de todos los miembros de Take That, que también eran ingleses. Así que Londres molaba mucho. Algún día iría a Notting Hill, vería el cambio de guardia, me haría una foto en una de esas cabinas rojas, y subiría al metro repitiendo Mind de gap, Mind the gap... Además, las comedias americanas nunca han sido lo mío, pero las comedias inglesas, con ese humor tan particular…eso era otra historia. Además, en Notting Hill salía Hugh Grant, ¡qué carisma! Hacía de él mismo, porque Hugh Grant solo tiene un registro, y es interpretarse a él.  Y qué decepción cuando lo encontraron con una prostituta y le fue infiel a Elizabeth Hurley.
Pero, en fin, no sé cuántas veces escuché When you say nothing at all, y cuántas veces vi el videoclip de aquel chico rubio, del cual ahora no recuerdo ni el nombre ni la cara, sentado en el banco del amor de Julia Roberts y Hugh Grant.
Resumiendo, la película me encantaba, era mi cuento de hadas en la época de bachillerato.


Hace poco volví a ver la película. Y no me gustó tanto. No me pareció tan buena, incluso me pareció más triste que cómica. Los personajes están estancados emocionalmente. También pensé que quizás, después de haber visitado Londres cuatro veces, Notting Hill no es un lugar tan maravilloso, ni siquiera es el rincón más interesante de Londres. Es bonito, pero solo tiene un mercadillo que abre los sábados y la típica calle famosa. Así que terminé la película con cierta sensación de frialdad, pensando que quizás antes yo era muy impresionable.

Hace unos días vi (o intenté ver) una película llamada Come, reza, ama. Tuvo mucho éxito en su día y el libro también. El argumento me llamaba mucho la atención: una chica americana llega a su límite emocional, decide abandonar su vida y marcharse a Asia de viaje espiritual.

¡¡Guaaauuuu!! ¡Con las veces que he soñado yo con irme un tiempo!

Lo que no esperaba, era que el argumento de Come, reza, ama (sobre todo come) tardaría en despegar, que antes de que la novia de América decidiera dejarlo todo, tuviera que resolver varios problemas absurdos del primer mundo, y que pasaría un tiempo en Italia viviendo de no sé ahorros, ya que al marcharse de Estados Unidos estaba arruinada. No importa que no tenga dinero. Julia Roberts dedica su tiempo en Italia a comer en restaurantes y a efectuar escapaditas por todo el país.
Entonces es cuando se vuelve a agobiar (muy estable no es) y decide marcharse a Asia. Yo no sé con qué pagó el billete, pero abandona Europa y se va rollo viaje espiritual.
Y aquí viene el colmo de los colmos. La película se convierte en un catálogo de viajes de cualquier agencia de barrio. Necesito aclarar una cosa: cuando te vas a viaje espiritual, no eliges los lugares más turísticos, sino que buscas algo diferente, más auténtico.
Yo conozco bastante bien Asia, y si alguien más lo conoce podrá opinar que Bali es un lugar masificado de turistas. En este sentido se da la mano con Tailandia. Quiero decir que, aunque hay rinconcitos diferentes, la mayoría de palmeras y de columpios y de cocos y de chiringuitos de Bali, están estratégicamente colocados para que te hagas una foto muy guay que seguramente acabará en Facebook. No critico las fotos de postureo, que yo también tengo algunas así, es lo que hay…sólo digo que existen otros lugares mucho más auténticos en Asia en los que un retiro espiritual habría resultado más creíble. O al menos, podría mostrar la cara menos turística de Indonesia. Pero claro, ya he dicho que la película es un catálogo de agencia.


Al final no la vi entera. No sé qué ocurre con Javier Bardem, ni me interesa demasiado. Quité la película porque tenía más sueño que intriga.

Al día siguiente, cuando expliqué que había sido incapaz de ver entera Come, reza, ama (sobre todo come, come mucho) alguien me dijo: es que Julia Roberts estropea la película. Como esa peli de Hugh Grant que te gusta tanto. También la estropea.
Y entonces fue cuando ocurrió la rotura de cristales.

Notting Hill no me había gustado la última vez porque ella era inexpresiva. No gesticula y deambula triste y sumisa con esa imagen de chica súper recatada.
Y en Come, reza, ama (sobre todo come, come mucho hasta que las arterias se te saturen) su personaje me cayó un poco mal.
Y entonces empecé a repasar…Incluso ella es el peor personaje de Closer. Y ni comparación con Cameron Díaz en La boda de mi mejor amigo.
Para rematarlo, la conversación terminó con un: Julia Robert es la Ben Affleck de las actrices.
No sé si Julia Roberts es tan inexpresiva como el nuevo Batman, creo que no, pero debería ver Pretty Woman otra vez. Y esta será la prueba del fuego. O los cristales se reconstruyen, o quedarán rotos para siempre.



Y hasta aquí mi primera reflexión.
Para terminar, quiero aclarar que no digo que Julia Roberts sea mala actriz ni que Come, reza, ama (sobre todo come, come hasta que no queden espaguetis en el mundo) también lo sea. Hay muchas personas a las que esta película le gusta mucho. Sólo digo que no está hecha para mí.

Si alguien quiere leer o ver una película sobre un auténtico retiro espiritual, os dejo una recomendación:



Into the Wild, o si preferís su título en castellano: Hacia rutas salvajes.
Los que conozcáis la historia, quizás me diréis que tampoco hace falta llevarlo tan lejos…

lunes, 20 de mayo de 2019

Tres reseñas: La biblioteca en llamas, Perdida, El perro de los Baskerville




Hola a tod@s!
Hace tiempo me propuse publicar una reseña de cada una de mis lecturas, me haya gustado o no, pero cumplirlo resulta bastante difícil. Esta vez se me han acumulado tres, así que he decidido unirlas en una sola entrada. Sé que, si pretendo hablar de cada uno de los libros que leo, en más de una ocasión no me quedará más remedio que unir las entradas en una sola, porque no creo que pueda llegar al nivel de publicación que esto requiere.
Pero lo importante es poder compartir la opinión de mis lecturas.
También me he dado cuenta de que hace mucho que no publico ningún relato, y espero poder retomarlos en breve.

Estoy muy contenta con los últimos libros que he leído, porque los tres me han gustado bastante, aunque como siempre, hay alguno que destaca de los demás. Creo que estoy aprendiendo a saber qué puede gustarme más y qué menos, porque últimamente no me estoy llevando decepciones.

Aquí os dejo la opinión de estas tres novelas:

La biblioteca en Llamas, de Susan Orlean.



Hace ya varios días terminé de leer este libro, que venía en la cajita mensual de Bookish.es, con quien colaboro.
Al empezar a leerlo me di cuenta de que el formato no acababa de ser el de una novela. La autora proporciona muchísima información sobre la investigación que llevó a cabo para poder escribir este libro.
La verdad es que lo he disfrutado mucho, no se me ha hecho pesado y lo he encontrado muy interesante, ya que desconocía todo lo relacionado con lo que aquí se explica.

Sinopsis: el 29 de abril de 1986, la biblioteca de Los Ángeles sufrió un grave incendio en el que se perdió información relevante y libros únicos. Fue un suceso devastador, pero la noticia quedó eclipsada enseguida por otro acontecimiento al otro lado del mundo: el accidente nuclear de Chernóbil.
Susan Orlean, la autora de este libro, cuestiona quién podría haber sido capaz de cometer un acto así, de querer incendiar la biblioteca de Los Ángeles.
Insisto en que no acaba de ser una novela, y en el libro se ofrece muchísima información. Si os atraen este tipo de lecturas, lo vais a disfrutar.

A mí, personalmente me ha gustado, aunque mi primera impresión, al ver la portada, fue negativa.
No suelo elegir este tipo de lecturas, así que me alegro de que Bookish.es me lo haya enviado.

Puntuación en Goodreads: 4/5 estrellas

Perdida, de Gillian Flynn



Hace varios meses reseñé Heridas abiertas, de Gillian Flynn. Expliqué lo mucho que me había gustado y que la colocaba como la mejor novela que había leído en 2018. Si no la primera de la lista, sí la segunda.
Decidí leer Perdida, novela que pasó meses y meses en mi estantería. Y la verdad, no sé por qué. Pensaba que era imposible que la autora pudiera escribir una historia que me gustase más que Heridas abiertas, pero declaro Perdida como mi thriller preferido.
El argumento gira entorno a la desaparición de una mujer, Amy Elliot, antigua estrella de libros infantiles escritos por sus propios padres. Desaparece la noche de su quinto aniversario de bodas en una situación violenta, y como suele ocurrir en estos casos, su marido, Nick, se convierte en el principal sospechoso.
La historia alterna capítulos narrados por Nick ubicados en el presente, con otros que hacen referencia al diario de Amy, el cual había comenzado a escribir meses antes de su desaparición. Aquí nos hacemos una idea de la vida en pareja que mantenían.
Lo que me gusta de Gillian Flynn no es tanto la trama en sí, sino el modo en el que va desmenuzando los sentimientos de los personajes hasta exponerlos como vulnerables, miserables y despreciables.
Existe una película de esta novela, protagonizada por Ben Affleck. Tras leer el libro he intentado verla, pero no la encuentro ni en Netflix, ni HBO. Así que no puedo compararlas, sólo fiarme de los comentarios que he escuchado acerca de la adaptación, los cuales son buenos, pero no tan espectaculares como la novela.

Puntuación en Goodreads: 5/5 estrellas

El perro de los Baskerville, Arthur Conan Doyle




Hacía mucho tiempo que quería leer a Arthur Conan Doyle. Para ser precisa, hace tiempo que quería leer alguna de las aventuras de Sherlock Holmes. Soy muy seguidora de la serie de Benedict Cumberbatch y Martin Freeman. Incluso después me he hecho seguidora de ellos como actores. Como ya me gustaba ese aspecto londinense actual que ofrecía la serie, muy underground y un tanto new british pop, me resistí a cambiar mi percepción de la historia. Pero recientemente ha salido publicada una colección de clásicos ilustrados de Alma editorial, entre los cuales se encuentran Anna Karenina, Las mil y una noches, Madame Bovary, Los cuentos de los Hermanos Grimm, Frankenstein… y muchos más. El caso es que tengo varios libros de esta colección y vi la oportunidad de leer El perro de los Baskerville.
Sorpresas en esta historia me he llevado pocas, porque el segundo capítulo de la segunda temporada de Sherlock es precisamente este libro, pero aun así me ha encantado. Me ha gustado muchísimo la manera de escribir de Conan Doyle, y su manera de describir el páramo donde, supuestamente, un perro gigante y fantasmagórico ataca a algunos miembros de la familia Baskerville.
Es cierto que el modo en el que Sherlock Holmes va superando pista tras pista parece un poco obsoleto, un tanto infantil dado que ahora somos menos puritanos y actualmente estamos bombardeados de thrillers y de suspense. Pero el autor sabe mantener la tensión y el interés de la historia en todo momento. Por no hablar de que introduciendo una fábula sobre un perro gigante y terrorífico que ataca en el páramo, está creando un entorno sumamente atractivo. Al menos para mí.
Como ya he empezado con este autor, o con el personaje, según se mire, y me ha gustado, no me apetece parar, así que el próximo libro de Sherlock Holmes que lea será Estudio en escarlata (primer capítulo de la serie de Benedict Cumberbatch).

Puntuación en Goddreads: 4/5 estrellas.

Espero poder reseñar pronto otras novelas que he leído durante estas semanas, como Circe y Otra vuelta de tuerca.


jueves, 2 de mayo de 2019

La princesa prometida: Novela vs Película



DATOS DEL LIBRO

Título: La princesa prometida
Editorial: Ático de libros

Autor: William Goldman

Nº de páginas: 392
Género: Fantasía, romántica, aventuras
ISBN: ISBN: 978-84-16222-63-6

No tenía demasiado claro si al final dedicaría una entrada a La princesa prometida. Leí el libro durante el mes de marzo, y lo empecé con mucha curiosidad. Imagino que, a estas alturas, la mayoría de personas ha visto la película. Iñigo Montoya no es ningún desconocido para casi nadie y que todo el mundo sabrá lo que significa: ¡Hola, me llamo Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir!
Pero si no tenía demasiado claro si gastar mi tiempo escribiendo sobre esta historia es porque mi opinión sobre ella es bastante inestable. Me gusta, claro, pero…bueno, tampoco la considero para tanto. Es como si unos días la valorase de una manera más positiva que otros. Luego pensé que esta entrada me serviría para reflexionar sobre algunos aspectos en lo referente al cine y a la literatura, como mi difícil relación con las historias románticas, el género fantástico, y la evolución del machismo en ambos terrenos.


Voy a empezar hablando de la película, porque fue mi primer encuentro con esta historia. La vi hace muchos años. Quizás veinte, o más. Cuando debía de ser preadolescente. Creo recordar que la emitían en algún canal como película de sobremesa. El primer recuerdo que tengo es imparcial. Sé que no me disgustó, pero tampoco me pareció nada excepcional. Luego, con el paso de los años, me di cuenta de que La princesa prometida estaba considerada una obra maestra. Era un clásico del cine, de esas películas que cuantos más años pasan más nostalgia produce. En algún momento de mi vida la volví a ver, y tuve la misma sensación. Me gustaba, pero tampoco era maravillosa. Eso sí, ¡Iñigo Montoya era de lo más espectacular que había visto! Siempre he pensado que este personaje le da a la historia muchísimo valor, y que, sin él, no sería lo mismo.

Ya he dicho que pienso que todo el mundo conoce la película, pero por si acaso, aquí os dejo una sinopsis y alguna anotación.
The Princess Bride se estrenó en 1987, la dirigió Rob Reiner y está basada en el libro de William Goldman del mismo nombre, escrito en 1973. La película empieza con la secuencia de un hombre mayor que visita a su nieto griposo, quien no ha ido al colegio ese día por no encontrarse bien. El hombre pretende leerle un libro: La princesa prometida, pero el nieto (interpretado por Fred Savage, por cierto) no es demasiado aficionado a la literatura ni a los libros. Aun así, empieza a leerle la novela, y poco a poco el nieto va mostrado interés. Entonces es cuando comienza la historia de la princesa prometida: Buttercup (la más bella, bellísima del reino de Florín) vive en una granja y se enamora de Westley, el mozo de caballería. Él también está locamente enamorado de ella, pero como se siente pobre y poca cosa, decide marchar a América a hacer fortuna. En su viaje, su barco es saltado por el pirata Roberts, quien es famoso por no dejar vivos entre sus víctimas. Buttercup creé que Westley ha muerto, y cae en la desolación. Jura que jamás volverá a amar, ya que ha perdido al amor de su vida. Tiempo después (unos añitos) el príncipe Humperdinck, heredero al trono de Florín, desea casarse con Buttercup, y ella accede, aunque entre los dos se crea un acuerdo de no amor (esto está bien porque no hay mentiras desde el principio). El día antes de la boda, Buttercup es secuestrada por un trío de bandidos: el siciliano Vizzini, el espadachín español Íñigo Montoya, y el gigante turco Fezzik. Los tres fueron contratados con el propósito de generar una guerra entre Florín y el reino vecino, haciendo ver que era este último el causante del secuestro de Buttercup. En plena huida, bandidos y secuestrada, advierten que un hombre enmascarado y vestido de negro les sigue.



A partir de aquí la película se desarrolla con todas las características de una historia de aventuras. Luchas de espada, príncipes, princesas, venganzas, persecuciones, mucho amor. Todo se une en un cóctel que, la verdad, funciona.

Y aunque no sea una de mis películas preferidas tampoco es que no me guste, solo que no me genera esa pasión que a muchas otras personas sí. Así que decidí leer el libro. Y la sorpresa es que me gustó bastante más que la película. Pero no porque sean diferentes, de hecho, el argumento y la magia que desprenden ambas versiones son iguales. Lo que ocurre es que el libro es como una versión extendida de la película, y esto hace que la historia sea mucho más completa.
Entiendo que las diferencias se deben a las limitaciones que presenta una película a la hora de poder explicarlo todo. Es imposible recoger toda la información de un libro de 400 páginas en una hora y media o dos horas. Pero reconozco que como adaptación cinematográfica es de las mejores que he visto.
Las diferencias no hacen que libro y película sean diferentes, aun así, las hay:

1.     El modo en el que se presenta la novela La princesa prometida (inicio de la historia): en la película, como he explicado antes, es el personaje del abuelo el que descubre la novela al personaje del nieto un día que este último está enfermo.
En el libro, William Goldman relata los primeros capítulos como una especie de diario en el que explica sus vivencias infantiles. Se auto convierte en un personaje más. (El autor aclaró que toda esta parte, aunque hable en primera persona, es ficticia). El libro empieza siendo él ya adulto, infelizmente casado y con un hijo que no le acaba de gustar. Es escritor, pero su libro ha quedado lejos del éxito. Sumido en una infelicidad cómica (eso sí), nos da algunas pinceladas de su infancia, de cómo se aficionó a la literatura, y cómo siendo niño estaba obsesionado con los deportes y cómo fantasea con que su padre y su maestra se casasen algún día. Explica que su padre era de Florín (país inventado), que emigró a los Estados Unidos, y que un día le propuso leer La princesa prometida, un libro escrito por un tal S. Morgenstern, el cual estaba ambientado también en Florín. William accede a que su padre se lo lea, y es entonces cuando descubre su pasión por la literatura.
De mayor, Billy, o William, realiza un resumen de La princesa prometida. Aclara que es un resumen porque la versión de S. Morgenstern tenía demasiadas páginas.
Es aquí cuando empieza la novela dentro de la novela.
2.     Las notas del autor. La princesa prometida (me refiero a la historia de Buttercup) se presenta como un resumen del autor, una versión de la obra de S. Morgenstern, por lo que de tanto en tanto, existen notas entre paréntesis como apunte de Goldman, y otros de la supuesta editora. Esto le proporciona humor a la historia, ya que la editora a veces apunta que hay contradicciones, como que Westly marche a América si por esa época América no se había descubierto.
3.     Cómo Buttercup se da cuenta de que está enamorada. Esta parte es bastante más extensa en el libro que en la película. En el film, esto ocurre en apenas dos segundos, cuando Westly le baja un cántaro de un estante muy alto. En el libro, un día los padres de Buttercup reciben la visita del conde Rugen y su esposa. Ella prácticamente se come a Westly con la mirada y Buttercup se pone celosa. A partir de ahí la protagonista se obsesiona con Westly.
4.     Buttercup. En la película es mucho más dulce que en el libro. En la novela es ignorante, no demasiado lista y no le gusta asearse. Es bella pero sucia. Además, en el libro tiene un carácter bastante más infantil y caprichoso.  Aun así, se le acaba cogiendo cariño.
5.     El aspecto del príncipe Humperdinck. En la película es un hombre de aspecto normal, ni guapo ni feo, ni alto ni bajo. Al menos es lo que se aprecia en la pantalla. En el libro se le describe obeso. Con aspecto de barril, bajito y con un peso de 120 kilos.
6.     Iñigo Montoya. Ya he dicho que este personaje, para mí, es lo mejor que tiene la historia. En la película, Iñigo brilla como si fuera el propio protagonista, pero en la novela destaca muchísimo más. Tiene un capítulo dedicado a él mismo. En la película conocemos su pasado cuando se lo explica a Westly antes de batirse en combate con él. En el libro, se intercala un capítulo dedicado sólo a este personaje en el que se explica toda su vida, su infancia y cómo ha llegado hasta donde está. Mucho más completo y épico que en la película, porque también se conoce al padre.
7.     Fezzik: Otro personaje con capítulo propio. Y aunque no es tan espectacular como el de Iñigo Montoya también da mucho más valor a la historia conocer la vida del gigante. Hasta resulta entrañable.
8.     Las criaturas del canal de Florín: en la novela Buttercup está a punto de ser devorada por tiburones, mientras que en la película son anguilas chillonas.
9.     El libro es infinitamente más cómico y divertido que la película. El modo de escribir del autor es profundamente irónico.
10. El final (spoiler). En la película el final es feliz para los buenos. Westly y Buttercup logran huir junto a Iñigo Montoya y Fezzik hacia la libertad. En el libro, aunque logran huir no se acaban de encontrar demasiado bien. Iñigo está gravemente herido, Westly no está mucho mejor y Fezzik, perdido, no sabe muy bien cuál es el camino correcto. Esto deja un final abierto en el libro, donde, además, se advierte que el amor entre Westley y Buttercup no es tan perfecto como en la película, y da a entender que, los cuentos de hadas no existen, que, pasado ese tiempo de enamoramiento, ambos van a caer en una rutina que les convertirá en una pareja en crisis. O sea, que ninguna pareja es puramente feliz para siempre.
11. El anexo (gran spoiler). En la edición que tengo, existe un anexo. Son unas 70 páginas que Goldman escribió para una segunda parte de La princesa prometida. Se llama El bebé de Buttercup. En estas páginas Waverly, la hija de Westly y Buttercup, es secuestrada por un desconocido y Fezzik va tras este hombre para salvar a la niña. Estas páginas se encuentran añadidas en la edición del 30 aniversario de La princesa prometida. Compré el libro por la portada, sin saber si era edición especial y desconociendo la existencia de estas páginas. Al llegar a esta parte no entendía nada, porque además son capítulos que tampoco tienen demasiado sentido si entendemos que el final ya sucedió. Investigando supe que iba a ser la segunda parte de la historia pero que Goldman nunca la terminó.

Hasta aquí, las grandes diferencias. Aunque hay más.
Si tuviera que elegir, me quedaría con el libro, porque es más completo y los personajes tienen mucho más peso. Pero hay algo que me ha chirriado mucho del libro. También es una diferencia entre la película y la novela, y que no he añadido a la lista porque quería explicarlo mejor. Se trata de algo que hace Westly que me ha parecido… ¿machista?… o al menos me ha decepcionado mucho:
Westly le propina un bofetón a Buttercup cuando por fin se reúnen. Y aquí es cuando me invade un sentimiento puramente negativo. Westly le pega porque ella se ha prometido con otro. Pero ¿qué iba a hacer? Pensaba que estaba muerto, y han pasado años. Además, no es que él haya vuelto enseguida, sino que se ha tomado su tiempo haciéndose pasar por pirata y divirtiéndose. No puede tomárselo así. Entonces, si algún día descubre que ella se ha enamorado de otro (cosas que pasan en la vida y que también le podría pasar a él) ¿también le pegaría? No creo que se deba de juzgar el machismo de una novela escrita hace cincuenta años con lo que hoy es políticamente correcto. Voy a explicarme mejor. Si fuera así escenas como la de Gilda (otro bofetón) o películas como Blancanieves y los siete enanitos merecerían la hoguera. La madrastra de Blancanieves es el personaje más machista que existe, ya que no es malvada por desear el poder, sino que sus celos respecto a la belleza la llevan a pretender cometer asesinato. Pero no debemos juzgar las historias del pasado con los ideales que tenemos hoy en día. Mi blog se llama Lo que el viento se dejó en honor a Scarlett O’hara, a quien si conociera en persona hoy en día odiaría por vivir en un mundo racista, machista y desear ser el centro de las miradas masculinas. Pero me gusta porque los personajes están bien construidos y la trama bien argumentada. Tratando de explicarme me estoy yendo por las ramas.
Pese a todo esto, sigue sin gustarme el bofetón de Westley, y encuentro en este gesto algo mucho menos excusable que en los ejemplos que he mencionado. Y lo encuentro peor porque lo de Westly no es una crítica por parte de la novela. Westley es el hombre ideal, el príncipe azul, el hombre bueno y perfecto que nos salvaría siempre del malo. En el caso de Gilda, no hay ningún tipo de idealización hacia Johnny Farrell (Glenn Ford). Es como es, ambicioso, con sus cosas buenas, pero en ningún momento lo muestran como el príncipe azul. Lo mismo pasa con Lo que el viento se llevó. Ya se sabe que ningún personaje es bueno. Y con esto no quiero decir que el señor Goldman fuera un maltratador ni tuviera estos pensamientos. Sólo que no me ha gustado que, al hombre ideal, perfecto, el que se está vendiendo como el amor de tu vida, ese Westly maravilloso, se le vaya la mano con su princesa. Me sentí como si Aladdin le pegase a la princesa Jasmine.
Que el personaje de Buttercup sea tan pasivo no me ha molestado, porque el libro, ya lo he dicho, contiene ese toque de parodia. Eso sí, me ha caído peor en el libro que en la película, porque se muestra mucho más caprichosa e irascible.
Tampoco me ha gustado que las mujeres del reino tengan tanta envidia de Buttercup por ser tan bella y dejen de hablarle por envidia. Ni los hombres resentidos porque Buttercup los rechace. Pero también me lo tomo como una parodia, ya que Buttercup en algún un momento se plantea cuál es la diferencia entre la más bella y la segunda más bella. ¿No es esto un poco subjetivo?



Esto es lo que menos me ha gustado del libro, esos aspectos exagerados que poseían las primeras princesas Disney. Hoy hay personajes femeninos tan fuertes en la fantasía, como Daenerys Targaryen, Arya Stark, Dolores Abernathy, Hermione Granger, Leia Organa, Wonder Woman, Lisbeth Salander (aunque esto no sería fantasía, sino thriller) …que bueno, La princesa prometida se queda un poco atrás en el tiempo. Pero vuelvo a insistir. Hay que entender la historia de otro modo. Como un clásico de otra generación que dio vida al gran Iñigo Montoya.
Aunque me haya centrado en la crítica, el libro sí me ha gustado. La manera de escribir de Goldman engancha mucho y su modo irónico hace que el libro sea muy divertido, mucho más que la película, y también, los personajes resultan más intensos.

He comentado que haría una reflexión sobre mis gustos respecto a la fantasía y el romance. Ninguna es de mis preferidas, pero siempre hay excepciones, claro. Quizás es que no he encontrado suficientes historias que me marquen. Leí El Señor de los anillos y me encantó, disfruté muchísimo los tres libros, y Juego de Tronos es una de las mejores series que he visto. Pero más allá de eso no soy capaz de encontrar una historia que me motive. Y es una pena. Lo mismo me ocurre con el género romántico. Pienso en estas historias como en las películas de Jennifer Aniston o las novelas de Daniel Steel de mi madre. No digo que sean malas, sólo que no me generan interés. Sin embargo, adoro La La Land y Los puentes de Madison, incluso Un paseo por las nubes. Para que una historia me guste primero debo encontrar alguna motivación en el personaje y creérmelo. Que me enseñen un por qué.


Resumiendo, recomiendo leer La princesa prometida a los fans de la película, a los que disfrutaron con la historia de Buttercup, Westly e Iñigo Montoya. El libro y la película mantienen la misma magia y la historia no se distorsiona, pero el libro es mucho más completo, más divertido e irónico. Engancha desde el primer momento.