domingo, 9 de julio de 2017

¡Cerrado por vacaciones!


Pues...después del título tampoco hay mucho más que explicar!! :) 
Quería aguantar un poco más por aquí, al menos todo julio, pero el calor me hace entrar en un estado casi atontado y no sólo me cuesta escribir, también seguir con decencia vuestros blogs, y eso que ya os habéis marchado muchos. 
Así que me despido hasta septiembre, mediados de septiembre, más o menos, porque mis vacaciones reales, las del trabajo, las haré a final de agosto. Aprovecharé estas semanas para leer más y tener guardada alguna que otra reseña para cuando vuelva (y celebrar mi cumple), aunque en mi Instagram Loqueelvientosedejo seguiré colgando fotos de los libros que voy leyendo, como la de la imagen de esta entrada, que la  he tomado esta misma mañana y que subiré en unos días.
Os deseo un feliz verano a todos, seguro que me he dejado alguna entrada pendiente de leer o comentarios que responder, pero seguro que me vais a perdonar...
Un beso a todos y a disfrutar mucho!!!

martes, 4 de julio de 2017

Reseña: Mas allá del invierno


DATOS DEL LIBRO

Título: Más allá del invierno
Editorial: PLAZA & JANES EDITORES
Autor: Isabel Allende
Nº de páginas: 348
Género: Narrativa
ISBN: 978-84-01-01976-0

Sinopsis.

Isabel Allende parte de la célebre cita de Albert Camus -«en medio del invierno aprendí por fin que había en mí un verano invencible»- para urdir una trama que presenta la geografía humana de unos personajes propios de la América de hoy que se hallan «en el más profundo invierno de sus vidas»: una chilena, una joven guatemalteca ilegal y un maduro norteamericano. Los tres sobreviven a un terrible temporal de nieve que cae en pleno invierno sobre Nueva York y acaban aprendiendo que más allá del invierno hay sitio para el amor inesperado y para el verano invencible que siempre ofrece la vida cuando menos se espera.
Más allá del invierno es una de las historias más personales de Isabel Allende: una obra absolutamente actual que aborda la realidad de la emigración y la identidad de la América de hoy a través de unos personajes que encuentran la esperanza en el amor y en las segundas oportunidades.




Opinión personal.

Isabel Allende comenzó a escribir esta novela un 8 de enero, porque durante treinta años, éste es el día en el que ha iniciado cada uno de sus libros. Así lo expresa en las últimas páginas, las destinadas a los agradecimientos.

En esta ocasión, Allende nos ha traído una obra reivindicativa y política que, si bien no está a la altura de Inés del alma mía o La casa de los espíritus, sí me ha parecido excelente por el buen enfoque de una denuncia social. De hecho, hace unos meses leí El amante japonés, la novela anterior, la cual me había gustado mucho, y he de decir que Más allá del invierno me ha gustado todavía más.
Siempre digo que adoro a Isabel Allende cuando es ella, cuando no se escapa de su estilo o registro para crear obras como El juego de Ripper o La ciudad de las bestias, novelas que no me gustaron. A mí me gusta la Isabel Allende de Inés del alma mía, la de Paula, la de La casa de los espíritus, y con esta novela sí he obtenido lo que buscaba.

La historia se centra en la supervivencia moral, física y política, ya sea en forma de exilio por la imposición de un sistema político nada favorable, por la esperanza de una vida sin violencia o la tortura que genera una terrible historia de amor pasada. Para todo ello, Isabel Allende ofrece un resquicio de positivismo y clarifica que el amor, como la gente noble, puede llegar en cualquier momento y a cualquier edad. 
Existen tres personajes principales: Richard, un americano de carácter tranquilo de edad madura con un pasado amoroso delicado; Lucía, una chilena que años atrás huyó de su país al producirse la caída del gobierno de Salvador Allende; y Evelyn, una jovencísima guatemalteca que tras vivir momentos de gran brutalidad en su pueblo natal su abuela decide enviarla a Los Estados Unidos de forma ilegal.
El escenario inicial es un Brooklyn nevado y casi aislado por el temporal, y a medida que la historia avanza de intercalan capítulos donde se muestra el pasado de los tres personajes en Chile, Guatemala, Nueva York y Brasil.

Evidentemente, de las tres historias la que más me ha conmovido ha sido la de Evelyn, inmigrante ilegal y tartamuda cuyo pasado turbulento me mantuvo pegada a las páginas. En una entrevista a Isabel Allende leí que no había necesitado inventar demasiado sobre Evelyn, porque había conocido a muchas. Y yo no me quiero imaginar qué más situaciones existen viviendo en un mundo de tanta pobreza y delincuencia. Evelyn representa la fragilidad de la novela, es la víctima, una chica joven que ha vivido lo que cien personas. Su entrada a Los Estados Unidos me pareció sobrecogedora por el peligro al que se enfrenta. Es una inmigrante que arriesga su vida, pero es que la anterior, en Guatemala, era mucho peor. Creo que vivir con miedo es de las peores cosas que le puede suceder a alguien, y por eso me ha gustado que Allende haya escrito sobre estos casos que vemos tan lejos de nosotros, que no nos salpican directamente pero que existen.

Como he dicho, la novela me ha gustado mucho. No sólo por el estilo realista y directo sino por el mensaje que ha transmitido con esta novela en forma de crítica social. No es demasiado extensa, ya que la letra es grande y a pesar del contenido político, éste resulta sutil, de manera que la novela no se hace pesada y la lectura es ágil.

En resumen, es una novela que recomiendo.


domingo, 2 de julio de 2017

Relato: La verdad sobre Ariane. Parte 2


Ariane

Estoy tumbada en la cama, aburrida y cansada de este calor que invade cada resquicio de mi cuerpo y de mi casa. He colocado los pies en la pared y sacado fotos tontas. Después las he subido a Instagram y Facebook. No quiero ver los likes, de repente ya no me apetece, porque es una foto absurda. Estoy aburrida.
Por fin. Los pasos se escuchan desde mi habitación. Son ágiles porque Emma tiene esa actitud un tanto hiperactiva. Parece que siempre vaya corriendo a los sitios. No somos amigas desde hace mucho, pero calo rápido a las personas y sé que ella, es una chica ocupada. Cuando suena el timbre espero unos segundos para levantarme y dirigirme a la puerta. La hago esperar a propósito. Quiero que entienda que no estoy siempre disponible para ella.
Emma aparece ante mí con un vestido ajustado aunque sobrio. Justo el clasicismo al que se ceñiría una ejecutiva. Qué sosa.
-¡Qué día de reuniones, por favor!- exclama sin perder la alegría.
Me besa, porque está hecha de pasta efusiva, en su interior hay una necesidad absurda de demostrar los sentimientos que la hacen más vulnerable de lo que ya es por costumbre. Algún día se aprovecharán de ella, tiene que saber que el mundo no es un castillo rosa con unicornios galopando por jardines de piruletas.
Acepto su beso pero no demuestro mayor entusiasmo. Debo enseñarle a tener picardía.
Emma se deja caer en el sofá tan pronto como llegamos al comedor y comienza a abanicarse con la mano.
-He tenido dos reuniones que me han dejado atontada- comenta.
Odio cuando comienza a hablar de su trabajo. Se cree que por dedicarse al Marketing y las grandes empresas los demás no valemos lo suficiente. La empatía no es su mayor virtud. Quizás la odio todavía más cuando narra a lo Mujercitas sus anécdotas familiares. Está hecha una Amy March, pero en versión cutre. Yo me marché de casa en cuanto cumplí la mayoría de edad, debería tener cuidado en no presumir ante los pobres.
La desgraciada es guapa. Tiene la piel bronceada de playa y el pelo dorado y salvaje. Parece un caramelo. Es como un Werther’s Original hecho persona.
-¿Cuánto drama, verdad? -suelto con un deje de ironía.
A ver si se da cuenta de que sus problemas no son problemas. Es demasiado negativa y debo ayudarla. Porque es mi amiga. Sólo trato de relajarla.
Sin embargo ella frunce el ceño, parece sorprendida. Vamos bien, no esperaba mi respuesta y la he descolocado. Así verá que la vida no es sólo quejarse.
-Tampoco es eso – añade.
Me siento sobre la mesa y enciendo un cigarrillo.
Soy más alta que Emma, mi pelo es más brillante y mis pómulos se marcan más que los suyos. Si Paul fuera heterosexual estoy segura de que me preferiría a mí. No me cabe la menor duda.
-Miremos los trajes y vayamos por faena – dice Emma, de repente su rostro se ha ensombrecido-. Tengo una cena a las diez.
-Cuánta vida social tienes, eso te quita tiempo. Por eso vas perdida, ¿no es así?
-¿Perdida?
-He visto que en algunos pasos no acabas de estar centrada, y pensé: uy, a Emma le pasa algo.
-No me pasa nada.
-Ahora entiendo, no paras. Necesitas un masaje, que te cuiden y mimen, una limpieza de cutis.
Emma sonríe aunque un poco por compromiso. Se habrá creído mi mentira. ¿Perdida? Si ella es perfecta…
Enseguida enciende el iPad que saca del bolso.
-¿Qué vestido te gusta más? -pregunta.
Entra en la página de la academia y de casualidad, encuentra mi foto del vestuario.
-Oh, qué chula- exclama con ilusión.
-Y tú estás genial en la que subiste, eh. Has sabido hacerlo.
-No sé -responde, no ha captado mi tono irónico-. La hizo Chloe.
Mi cara es el espejo del estupor.
-¿Chloe? No te fíes de ella – digo alarmada.
-¿Por qué? Somos amigas desde hace tiempo. ¿Ha hecho algo?
-Tú confía en mí, es competitiva, a mí me odia. No me soporta y no le he hecho nada.
-No hagas caso, te tendrá envidia.
-Eso ya lo sé. Su actitud lo demuestra. Pero me parece patético.
-Vale, ¿qué vestido llevaremos al festival? - y vuelve a clavar la mirada en la pantalla, obviando los temas importantes.

Emma

Espero que Ariane no se entretenga demasiado y que no me salga con sus problemas absurdos. Me cae bien, pero a veces resulta un tanto tóxica. Las chicas la llamamos La rompe ilusiones, porque te las quita de un plumazo. Siempre se repite la misma historia, ante cualquier comentario nos recuerda la posible parte negativa.
Chloe se fue de vacaciones a Australia hace un par de meses, y Ariane no dejó de recordarle que había riesgo de que la robaran, la timasen en el hotel, etc etc. Sandra conoció a los hijos de su pareja hace unos días, y Ariane no dejaba de enumerar los problemas de aguantar a los hijos de otra.
Quizás si exista la posibilidad de peligro, ese riesgo a correr, pero no tiene por qué ser lo primero que recibamos de ella al explicar nuestras vidas. En realidad, está sola. No tiene más amigas que nosotras, y no sale demasiado. Yo la tolero, porque sus palabras no me envenenan, pero Chloe la tiene atravesada. Lo que pasa es que Paul la adora. Es la mejor bailarina que hay en la academia y eso tiene su recompensa. No sé por qué Ariane se fustiga tanto, debería sentirse feliz siendo la estrella.

Subo las escaleras corriendo. He quedado para cenar y no pretendo alargar demasiado mi momento en casa de Ariane. Quiero decidir los vestidos del festival e irme a casa a arreglarme para la cena.
Ariane me abre vestida con un tanga y una camiseta atada a la cintura, tiene un cuerpo bonito, lo que no sabía era que usaba esos atuendo para estar por casa.
Pasamos al comedor y como no sé qué decirle rompo el hielo hablándole de trabajo. Pero creo que he dicho algo malo, porque enseguida me acusa de ser dramática con un tono extraño que no sé interpretar. Me descoloca un poco, todo el mundo sabe que la dramática es ella.
Entonces se sienta en la mesa y se pone a fumar. Adopta una postura estudiada que desde fuera parece incómoda. Quizás en las películas quede muy bien este postureo pero en la vida real pienso que resulta diferente. La hace un tanto ridícula.
-Miremos los trajes y vayamos por faena. Tengo una cena a las diez – digo. 
No quiero perder más tiempo.
-Cuánta vida social tienes, eso te quita tiempo. Por eso vas perdida, ¿no es así?
-¿Perdida?
-He visto que en algunos pasos no acabas de estar centrada, y pensé: uy a Emma le pasa algo.
No entiendo a qué viene ese repertorio. No me hace falta ser demasiado inteligente para saber que es un ataque.
-No me pasa nada.
-Ahora entiendo, no paras. Necesitas un masaje, que te cuiden y mimen, una limpieza de cutis.
No suelo envenenarme con estas cosas, pero Ariane se está excediendo. No sé si está enfadada o es que no sabe usar otro tono.
Quiero centrarme en los vestidos del festival, pero parece complicado. 
De repente no sé cómo hemos llegado a este punto de la conversación, pero  Ariane critica a Chloe. Trato de calmar la situación, de que Ariane se calle de una vez, y le digo la mentira que quiere oír: Chloe te tiene envidia. Y entonces se llena de orgullo, la felicidad le ha vuelto en forma de vitalidad. Lo noto en sus mejillas rositas.
No sé qué estoy haciendo aquí, en casa de esta chiflada. Debería irme antes de que su locura me salpique de algún modo. Me pongo en pie, atusándome el vestido.
-¿Puedo ir al baño, verdad?
-Claro – dice ella-. ¿Quieres un café?
-No, pero gracias-respondo-, no me puedo entretener mucho.
Ariane.
Es el momento. El corazón se me sale del pecho, o al menos a mí me parece que explotará en mi interior. Emma ha ido al baño. Es ahora o nunca. Cojo su móvil. La muy retrasada se lo ha dejado sobre la mesita. He visto su contraseña cientos de veces, 689345. No sé qué puede significar. Conociendo a Emma, alguna gilipollez banal. Es muy arriesgado lo que voy a hacer, excedido hasta el mas lejano límite. Pero no puedo parar. Cada vez que veo sus comentarios siento que enfermo por dentro. Enfermo de verdad, no es un decir. Su éxito me provoca ardor de estómago, y quiero llorar, una vez llegué a vomitar cuando Paul la llamó princesa triunfadora. Emma debe de saber que el mundo no es perfecto, así espabilará.
Desbloqueo la contraseña, y la pantalla se ilumina.