Hola a todos, ¿cómo va
vuestra semana?
Hoy voy a escribir
sobre tres de mis últimas lecturas y de lo que me han parecido.
Invisible
Autor: Eloy Moreno
Editorial: Nube de tinta
Páginas: 299
¿Quién no ha deseado alguna vez ser invisible?
¿Quién no ha deseado alguna vez dejar de serlo?
Estas son las dos únicas
frases que aparecen en la contraportada del libro. La primera vez que lo vi, pensé
que se trataba de una novela adolescente fantástica, o de súper héroes, pero más
tarde descubrí que el escritor simbolizó así un tema delicado en nuestra
sociedad. Durante un tiempo encontraba este libro reseñado por todas partes, y
todo el mundo hablaba muy bien. Por lo que comentaban, sospeché que el
argumento era diferente a lo que imaginaba, así que decidí leerlo, y así
descubrí que, de fantástico, no tiene nada.
Me parece que no voy a poder explicar
demasiado de esta novela si lo que pretendo es mantener el misterio. Quiero decir
que, si existe un libro en el que sea fácil destripar las sorpresas, es éste. Intuyo
que el autor, Eloy Moreno, pretendía exactamente esto, ir procesando una sucesión
de capítulos cortos donde utiliza alegorías como “dragones” y “monstruos” para
definir lo que aún no se ha explicado, así que durante las primeras páginas se
desconoce qué está ocurriendo.
La novela está protagoniza por un niño,
al que como he dicho, no sabemos exactamente qué le ocurre hasta pasados
algunos capítulos. Lo que más me gusta del libro es la empatía que provoca, me
ha generado sentimientos hacia el protagonista, y es muy fácil percibir la
vulnerabilidad de una persona que se encuentra en una situación como esta.
Creo que este libro debería leerlo todo
el mundo, adolescentes y adultos, y por supuesto, padres. Es más, debería ser
lectura obligatoria en los institutos.
La frase: “El problema es que nunca he
llegado a controlar bien ese poder:
A veces, cuando más ganas tenía de ser invisible, era
cuando más gente me veía, y en cambio, cuando deseaba que todos me vieran, era
cuando a mi cuerpo le daba por desaparecer”.
Las posesiones
Autor: Llucia Ramis
Editorial Anagrama
Páginas: 233
Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia
muy lejana, descubrí a Llucia Ramis (Palma de Mallorca, 1977). Enseguida la
adoré. De hecho, puedo decir que ella es de los pocos autores que en cuanto
publica un nuevo libro, lo compro y lo leo enseguida. Cuando la descubrí había
ganado el premio Josep Pla (ediciones destino) con su segunda novela,
Egosurfing, la cual trata de una universitaria mallorquina que viaja a
Barcelona para estudiar periodismo con el fin de huir de sus heridas
familiares. A partir de ahí, va elaborando una serie de situaciones cotidianas
explicadas desde un humor cínico y con una inmensa crítica social.
En alguna entrevista de algún periódico
(no recuerdo cuál) leí que la catalogaban como La gran Lebowsi mallorquina. Y
después de haber leído sus cuatro novelas, no pude evitar darle la razón. Todas
sus historias confeccionan retratos sociales, siempre ahondando en la miseria
familiar con ese humor un tanto ¡borde! Borde en el buen sentido. Me cuesta
mucho averiguar cuánto hay de autobiografía en cada uno de sus libros, porque,
de hecho, tampoco sé si llamarlos novelas. Son momentos dentro de una historia
que van hacia delante y hacia atrás, a veces parece que la escritora esté
sentada en el sillón de un psicólogo y se dedique a exponer sus traumas según
van brotando en su mente. Eso sí, a pesar de los saltos en el tiempo, la
coherencia se mantiene siempre.
Las posesiones: La protagonista de la
historia vuelva a Palma de Mallorca, a casa de sus padres, donde el pasado
familiar un tanto polémico la hará revivir ciertos sentimientos que preferiría
mantener enterrados. Ex relaciones tóxicas, un acosador, un padre obsesionado
con la conspiración, un ligero sentimiento de fracaso laboral y decepcionantes experiencias
amorosas son los temas que construyen la vida de la protagonista.
Esta novela ha ganado el premio Anagrama
en catalán, y no me sorprende. Tengo que decir a LLucia Ramis la leo en catalán
porque así escribe ella, aunque enseguida todas sus novelas se traducen al
castellano.
Como todos sus libros, Las posesiones me
ha gustado mucho, la manera tan plana y escasamente tierna que tiene esta
autora de narrar hace que cada frase sea urbanamente realista, y me engancha
hasta el punto de hacerme sentir que incluso podríamos ser amigas (que nadie se
alarme, que no soy una acosadora).
De todos modos, me sigo quedando con su
tercera novela: Todo lo que una tarde
murió con las bicicletas. En esta novela habla de sus abuelos belgas, y
simplemente me pareció espectacular.
Piscinas Vacías
Autor: Laura Ferrero
Editorial: Alfaguara
Páginas:190
Desde hacía tiempo tenía a Laura Ferrero
en mi lista de pendientes. Sabía que había empezado a autopublicarse en
Caligrama y poco después (con poco me refiero a un par de semanas) Alfaguara la
había publicado. Con esto, es evidente que el éxito fue inmediato y la calidad
incuestionable.
Como he dicho, sabía que Piscinas vacías
sería un gran libro, aunque no sé por qué me esperé bastante a leerlo. Es un
recopilatorio de relatos cortos, y apenas tiene 200 páginas.
Opinión: El primer relato me gustó mucho,
lo encontré bien escrito. La autora me pareció que tenía esa capacidad de decir
mucho en pocas palabras, y surgió admiración. El segundo también me gustó,
aunque no tanto como el primero, pero también me pareció muy bien escrito. El
tercero, muy bueno, pero me gustó menos que el segundo.
Era muy raro, no sabía por qué me estaba
cansando si los relatos estaban tan bien escritos. Y al final me di cuenta de
lo que me ocurría. ¡¡Todos los relatos son exageradamente tristes!! Y cada vez
lo son más, es como una tristeza gradual que no puedes parar. Y no me refiero a
una melancólica que convierte en interesante una historia, sino a dramas forzados. No es
como Invisible, que es triste, pero el autor no te inyecta el drama en vena
mientras tú tratas de resistirte. Aquí sí, no es más que buscar y rebuscar las fatalidades
extremas de esta sociedad para después adornarlas con más calamidad todavía. Cada
relato muestra las vivencias más duras de la sociedad del primer mundo. Un ejemplo:
una niña que desea volar, pero lo que en realidad le ocurre es que está
traumatizada porque su hermano pequeño murió en ese lugar (donde ella pretende
salir volando). Otro ejemplo: una mujer que escribe una carta a su hija no
nacida porque en su día decidió abortar. Otro ejemplo: un hombre escribe a su
hijo para explicarle (a saber por qué) que siempre quiso muchísimo a su madre
(la cual aún no sé si está viva o muerta), pero un día se cruzó con una mujer
que tenía el pelo sucio (lo del pelo sucio supongo que no es importante pero a
mí me sorprendió) y en esos escasos segundos que la vio se enamoró de ella y le
atrajo muchísimo.
Lo que quiero decir es que, aunque estos
problemas existen de verdad (lo de enamorarse de una desconocida con el pelo
sucio no sé, pero el resto seguro que sí) y las personas afectadas sufren, no
es necesario reunir TODAS LAS TRAGEDIAS DEL MUNDO en un libro.
De todas formas, el libro es bueno (supongo),
está muy bien escrito (eso sí), con palabras directas que explican mucho, y
tiene muy buena crítica. Quizás el problema es mío, que no puedo con tanto
drama rebuscado.
Y hasta aquí mi recopilatorio de lecturas
más destacables.
También he leído:
Idiotizadas,
de Moderna de pueblo (un cómic que me ha gustado mucho).
Morder
la manzana, de Leticia Dolera (un libro sobre el feminismo que,
generalizando, no dice nada nuevo, aunque como la autora es actriz sí explica
algunas anécdotas en el cine. No está mal).
Jurassic
Park, de Michael Crichton (ya hablé en la última entrada).