miércoles, 4 de julio de 2018

Sobre literatura: últimas lecturas



Hola a todos, ¿cómo va vuestra semana?
Hoy voy a escribir sobre tres de mis últimas lecturas y de lo que me han parecido.

Invisible
Autor: Eloy Moreno
Editorial: Nube de tinta
Páginas: 299





¿Quién no ha deseado alguna vez ser invisible?
¿Quién no ha deseado alguna vez dejar de serlo?

Estas son las dos únicas frases que aparecen en la contraportada del libro. La primera vez que lo vi, pensé que se trataba de una novela adolescente fantástica, o de súper héroes, pero más tarde descubrí que el escritor simbolizó así un tema delicado en nuestra sociedad. Durante un tiempo encontraba este libro reseñado por todas partes, y todo el mundo hablaba muy bien. Por lo que comentaban, sospeché que el argumento era diferente a lo que imaginaba, así que decidí leerlo, y así descubrí que, de fantástico, no tiene nada.

Me parece que no voy a poder explicar demasiado de esta novela si lo que pretendo es mantener el misterio. Quiero decir que, si existe un libro en el que sea fácil destripar las sorpresas, es éste. Intuyo que el autor, Eloy Moreno, pretendía exactamente esto, ir procesando una sucesión de capítulos cortos donde utiliza alegorías como “dragones” y “monstruos” para definir lo que aún no se ha explicado, así que durante las primeras páginas se desconoce qué está ocurriendo.
La novela está protagoniza por un niño, al que como he dicho, no sabemos exactamente qué le ocurre hasta pasados algunos capítulos. Lo que más me gusta del libro es la empatía que provoca, me ha generado sentimientos hacia el protagonista, y es muy fácil percibir la vulnerabilidad de una persona que se encuentra en una situación como esta.

Creo que este libro debería leerlo todo el mundo, adolescentes y adultos, y por supuesto, padres. Es más, debería ser lectura obligatoria en los institutos.

La frase: “El problema es que nunca he llegado a controlar bien ese poder:
A veces, cuando más ganas tenía de ser invisible, era cuando más gente me veía, y en cambio, cuando deseaba que todos me vieran, era cuando a mi cuerpo le daba por desaparecer”.

Las posesiones
Autor: Llucia Ramis
Editorial Anagrama
Páginas: 233



Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, descubrí a Llucia Ramis (Palma de Mallorca, 1977). Enseguida la adoré. De hecho, puedo decir que ella es de los pocos autores que en cuanto publica un nuevo libro, lo compro y lo leo enseguida. Cuando la descubrí había ganado el premio Josep Pla (ediciones destino) con su segunda novela, Egosurfing, la cual trata de una universitaria mallorquina que viaja a Barcelona para estudiar periodismo con el fin de huir de sus heridas familiares. A partir de ahí, va elaborando una serie de situaciones cotidianas explicadas desde un humor cínico y con una inmensa crítica social.

En alguna entrevista de algún periódico (no recuerdo cuál) leí que la catalogaban como La gran Lebowsi mallorquina. Y después de haber leído sus cuatro novelas, no pude evitar darle la razón. Todas sus historias confeccionan retratos sociales, siempre ahondando en la miseria familiar con ese humor un tanto ¡borde! Borde en el buen sentido. Me cuesta mucho averiguar cuánto hay de autobiografía en cada uno de sus libros, porque, de hecho, tampoco sé si llamarlos novelas. Son momentos dentro de una historia que van hacia delante y hacia atrás, a veces parece que la escritora esté sentada en el sillón de un psicólogo y se dedique a exponer sus traumas según van brotando en su mente. Eso sí, a pesar de los saltos en el tiempo, la coherencia se mantiene siempre.

Las posesiones: La protagonista de la historia vuelva a Palma de Mallorca, a casa de sus padres, donde el pasado familiar un tanto polémico la hará revivir ciertos sentimientos que preferiría mantener enterrados. Ex relaciones tóxicas, un acosador, un padre obsesionado con la conspiración, un ligero sentimiento de fracaso laboral y decepcionantes experiencias amorosas son los temas que construyen la vida de la protagonista.
Esta novela ha ganado el premio Anagrama en catalán, y no me sorprende. Tengo que decir a LLucia Ramis la leo en catalán porque así escribe ella, aunque enseguida todas sus novelas se traducen al castellano.

Como todos sus libros, Las posesiones me ha gustado mucho, la manera tan plana y escasamente tierna que tiene esta autora de narrar hace que cada frase sea urbanamente realista, y me engancha hasta el punto de hacerme sentir que incluso podríamos ser amigas (que nadie se alarme, que no soy una acosadora).
De todos modos, me sigo quedando con su tercera novela:  Todo lo que una tarde murió con las bicicletas. En esta novela habla de sus abuelos belgas, y simplemente me pareció espectacular.


Piscinas Vacías
Autor: Laura Ferrero
Editorial: Alfaguara
Páginas:190



Desde hacía tiempo tenía a Laura Ferrero en mi lista de pendientes. Sabía que había empezado a autopublicarse en Caligrama y poco después (con poco me refiero a un par de semanas) Alfaguara la había publicado. Con esto, es evidente que el éxito fue inmediato y la calidad incuestionable.
Como he dicho, sabía que Piscinas vacías sería un gran libro, aunque no sé por qué me esperé bastante a leerlo. Es un recopilatorio de relatos cortos, y apenas tiene 200 páginas.

Opinión: El primer relato me gustó mucho, lo encontré bien escrito. La autora me pareció que tenía esa capacidad de decir mucho en pocas palabras, y surgió admiración. El segundo también me gustó, aunque no tanto como el primero, pero también me pareció muy bien escrito. El tercero, muy bueno, pero me gustó menos que el segundo.
Era muy raro, no sabía por qué me estaba cansando si los relatos estaban tan bien escritos. Y al final me di cuenta de lo que me ocurría. ¡¡Todos los relatos son exageradamente tristes!! Y cada vez lo son más, es como una tristeza gradual que no puedes parar. Y no me refiero a una melancólica que convierte en interesante una historia, sino a dramas forzados. No es como Invisible, que es triste, pero el autor no te inyecta el drama en vena mientras tú tratas de resistirte. Aquí sí, no es más que buscar y rebuscar las fatalidades extremas de esta sociedad para después adornarlas con más calamidad todavía. Cada relato muestra las vivencias más duras de la sociedad del primer mundo. Un ejemplo: una niña que desea volar, pero lo que en realidad le ocurre es que está traumatizada porque su hermano pequeño murió en ese lugar (donde ella pretende salir volando). Otro ejemplo: una mujer que escribe una carta a su hija no nacida porque en su día decidió abortar. Otro ejemplo: un hombre escribe a su hijo para explicarle (a saber por qué) que siempre quiso muchísimo a su madre (la cual aún no sé si está viva o muerta), pero un día se cruzó con una mujer que tenía el pelo sucio (lo del pelo sucio supongo que no es importante pero a mí me sorprendió) y en esos escasos segundos que la vio se enamoró de ella y le atrajo muchísimo.
Lo que quiero decir es que, aunque estos problemas existen de verdad (lo de enamorarse de una desconocida con el pelo sucio no sé, pero el resto seguro que sí) y las personas afectadas sufren, no es necesario reunir TODAS LAS TRAGEDIAS DEL MUNDO en un libro.
De todas formas, el libro es bueno (supongo), está muy bien escrito (eso sí), con palabras directas que explican mucho, y tiene muy buena crítica. Quizás el problema es mío, que no puedo con tanto drama rebuscado.


Y hasta aquí mi recopilatorio de lecturas más destacables.
También he leído:

Idiotizadas, de Moderna de pueblo (un cómic que me ha gustado mucho).
Morder la manzana, de Leticia Dolera (un libro sobre el feminismo que, generalizando, no dice nada nuevo, aunque como la autora es actriz sí explica algunas anécdotas en el cine. No está mal).
Jurassic Park, de Michael Crichton (ya hablé en la última entrada).