jueves, 2 de febrero de 2017

Yo ya no soy yo



Las cosas podrían haber ido peor de cómo han resultado. Pero eso nadie lo ve. Todos se limitan a mirarme con lástima, o con odio, ahora mismo no sabría diferenciar una cosa de la otra.  
Por el hueco de la puerta distingo la silueta de mi madre, derecha en el pasillo. Va vestida con su camisa de Ralph Lauren preferida, la blanca y rosa que se compró en Madrid hace medio año, pero no le queda como siempre. Es como si de repente la elegancia que todos entendíamos innata en ella la hubiera abandonado y se hubiera ido volando. ¿Puede la elegancia salir volando de un cuerpo? Quizás es su expresión lo que la hace parecer desgastada. Siempre fue emocional y sufridora.
Estoy sentada en mi cama, perdiendo el tiempo mientras espero, y me siento como el preso de las películas, al que van a ejecutar en breve. Al menos alguien podría preguntarme por un último deseo. Muevo la cabeza para contemplar mejor a mi madre. No lleva ni rastro de maquillaje. De hecho diría que el anti ojeras tampoco podría ocultar su disgusto. Se lleva la mano a la boca y repasa visualmente la bolsa con mis cosas que hay a sus pies. Un chándal, zapatillas, ropa interior, un libro de Sophie Kinsella que aun no he leído. Yo me negué a hacer mi propia maleta, porque creo que todo va bien. Pero ella, claro, no opina igual. Lo tuvo claro cuando el médico dijo: ahora que se le ha ido la regla es cuando debemos preocuparnos de verdad.

Yo creo que todos exageran, Lucy, Mark y mi madre. Mi padre no opina mucho, pero es evidente que no está contento.
Mi madre da un par de vueltas a su planificación. Abre la bolsa y la cierra. La vuelve a abrir y recoloca el interior como si antes estuviera desordenado. Me molesta que sea tan compulsiva. Me alegro de parecerme a la familia de mi padre.
Miro el móvil, pero no hay señales de Mark. Ayer nos vimos, un rato, sólo un rato, porque tenía entreno de futbol. Su equipo está remontando, y si ganan el partido del sábado se colocarán entre los cuatro primeros de la liga. Eso si ganan.  Sé que se preocupa por mí, aunque a veces no lo demuestre o no me parezca suficiente. Tal vez nunca me haya sentido su prioridad, pero ayer me garantizó que todo saldría bien. Que vendría a verme después de los partidos y me traería algún regalo. Sin embargo, existe un deje de prisa en su tono. Siempre lo ha habido. El suyo, es un apoyo atropellado, un sí sí, venga va para concluir con la conversación y pasar a otro tema. Vive en su propio mundo y no le gusta demasiado pensar en las cosas. Mucho menos los dramas.
Oigo el móvil de mi madre, es esa melodía que odio de la serie de la tarde. Lo coge y enseguida sé que habla con Lucy. Comentan algo del doctor Hernando, y después mi madre le da las gracias. Dice que mi padre nos llevará a la clínica. Lucy es mi mejor amiga, pero desde hace unas semanas apenas hablamos. Un buenas noches y un buenos días por WhatsApp, vacíos de  sentimientos. Al menos por mi parte. A ratos la odio por ponerse en mi contra. A ratos la echo de menos  y la necesito. Pero esto último no puedo decírselo porque pensaría que claudico y le estoy dando la razón. Un poco sí estoy empezando a claudicar. Me estoy rindiendo. Entiendo a los náufragos que se dejan hundir en alta mar. Es evidente que Lucy está de acuerdo con mi madre. Son cómplices, y desearía saber cuánto llevan planeando mi desgracia.
Lucy y yo tocamos fondo cuando le dije que dejase de meterse en mi vida. Adopté un gesto un tanto extremista, y le retiré la palabra. Puede que no se mereciera mi actitud, pero no tenía ganas de verla. Lo último que me dijo fue: pesas 35 kilos y mides 1.65.
No es para tanto, las cosas podrían haber ido peor. Mi madre se presiona con un dedo el rabillo del ojo. Es delicada hasta cuando llora. Tengo la sensación de que la elegancia le ha vuelto.

Las paredes de mi cuarto no me dicen nada. Voy a pasar varios meses fuera de ellas, y no sé cómo me sentiré a la vuelta. Quizás como una extraña. Porque yo ya no soy yo.

9 comentarios:

  1. Un relato estupendo sobre una realidad muy dura, María. Ponerse en la piel de estas chicas enfermas y de las personas que las quieren es un ejercicico de empatía pura. He leído algunos libros sobre el tema y siempre me resulta apasionante el plano psicológico, pero claro, solo cobre el papel. Como realidad es un auténtico drama.

    Muy bueno y muy bien escrito, me ha gustado mucho :))

    ¡Un saludito y feliz viernes!

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    1. Muchas gracias Julia. Me alegra que te haya gustado. Es un tema que hace unos años fue bastante preocupante por el alto de nivel de chicas que caían en este problema. Hoy en día parece más controlado, pero sigue siendo preocupante.
      Un besito! :))

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  2. Hola, María. Ayer solo tuve tiempo de darle a seguir para que no se me pasara tu blog (sigo muchos, y si no tengo alguna estrategia, me pierdo algunos y me da rabia) y hoy he vuelto a leerte y me das una grata sorpresa con esta entrada tan bien escrita, sensible y - no te negaré - que me deja con ganas de más.
    Encantada de haberte conocido, por aquí me tendrás sin duda.
    Un beso fuerte!

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    1. Hola Noelia, tranquila por lo del descontrol, yo también lo tengo. De hecho acabo de leer tu comentario.Soy nueva en esto de los blogs y aún no domino.
      Muchas gracias por pasarte y leerlo, y muchas gracias por tu buena crítica.
      Un saludo :)

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  3. Hola María, me ha encantado tu relato, es muy emotivo y es de admirar como expresas el drama de esa adolescente desde su punto de vista y su amargura. No sobra ni falta nada, estupendo.
    ¡Un abrazo!

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    1. Muchísimas gracias Ziorta, me halaga tu comentario.
      Un saludo :)

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  4. Hola María, muy bien narrado hasta que hemos sabido lo que estaba pasando en ese hogar. Es un tema muy delicado y multifactorial en mi opinión. Lo he vivido en mi familia y el ver a esas niñas ingresadas en el hospital es escalofriante.

    Hace aproximadamente un año, o tal vez más trate este tema, pero eso no viene al caso. Lo que sucedió fue a raíz de la película Zootopia (Zootropolis de Disney) y fue que la cantante Shakira pidió al estudio de cine, que al personaje que ella iba a doblar, la demasiado estilizada Gazelle, le dieran unas formas femeninas más acordes a la realidad para dar buen ejemplo a las niñas. La compañía del ratón Mickey acepto encantada la propuesta y la artista colombiana se salió con la suya.

    Quiero decir que desde todos los ámbitos, incluido este relato, todos podemos hacer algo para evitar este drama social.

    Un abrazo María!

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  5. Un relato emocionante, real, sincero. La verdad, debo decir que me ha encantado. La forma de expresarlo, simplemente genial.

    Un besazo guapa

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  6. Estupendo relato, no creo que resulte sencillo meterse en la piel de una adolescente y sin embargo, mientras te leía, he tenido esa sensación de lo real, esa que te atrapa y te invita a seguir leyendo. Feliz domingo!

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