viernes, 31 de octubre de 2025

Frankenstein

 


Cada año, cuando nos acercamos al 31 de octubre recomiendo Frankenstein. Este año, con el próximo estreno en Netflix de la adaptación cinematográfica de Guillermo del Toro, he encontrado muchas recomendaciones de la novela. De hecho, he encontrado tantas, que incluso he dudado sobre si hablar de Mary Shelley por miedo a ser poco original. Como ya he dicho varias veces, Frankenstein es una de mis novelas favoritas, y aunque me gustan las lecturas estacionales, creo que merece la pena realizar un acercamiento al libro al menos una vez en la vida, aunque no sea necesariamente durante Halloween o más conocida, spooky season.

Es una lectura con una gran carga filosófica y que transita por el lado más perturbador del alma humana. Porque, aunque la idea de un monstruo asesino que anda suelto pueda parecer el eje del terror, lo que realmente inquieta es el dolor de la criatura, y todas las emociones negativas que convergen en él, como la soledad, el abandono y el rechazo. Para mí, el verdadero horror no está en los actos violentos, sino en el vacío emocional que los provoca.

Para entender ese vacío hay que saber que la soledad acompaña las novelas de la autora. La película Mary Shelley, protagonizada por Elle Fanning, retrata con sensibilidad esa juventud turbulenta. Una de las frases que más me impactó del film es “Nací para ser abandonada”. Estas palabras surgen cuando Percy se revela como un hombre infiel del que no te puedes fiar. Antes, Mary ya se había enfrentado a la orfandad materna y, más tarde, a la desgarradora pérdida de tres hijos. Esa sensación de soledad, provocada por la muerte de sus seres queridos, se manifiesta intensamente en la obra de la autora. El abandono y la muerte parecen entrelazarse, y este trágico binomio se erige como el motor principal de sus novelas. Al igual que en Frankenstein, donde encontramos a una criatura abandonada por su creador, cuyo dolor lo impulsa al asesinato, en Mathilda nos topamos nuevamente con una hija marcada por la pérdida del padre. Esta ausencia la arrastra a una caída emocional abismal, un descenso que recuerda a las profundidades del infierno dantesco. Incluso Dante es mencionado en más de una ocasión en la novela. Aunque el incesto es abordado de manera directa, no constituye el tema central de la obra. Sin embargo, su presencia proporciona una gran complejidad a la trama, como suele ocurrir con este tipo de historias.



Queda una semana para que Netflix estrene la adaptación de Guillermo del Toro, con Jacob Elordi interpretando al monstruo, y aunque sé que será una reinterpretación y el director se tomará muchas libertades, ya tengo ganas de que llegue el día de estreno.



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