Este relato lo he escrito para la comunidad de Google+ a la que pertenezco Escribiendo que es gerundio. El reto trataba sobre escribir un texto que tuviera de título ¡Maldita primavera! o que en algún momento se hiciera referencia a esta expresión. A mí me ha quedado un relato sobre un pobre hombre que va a pagar caro un despiste.
No es un texto muy extenso, pero una de las condiciones era no superar las 400 palabras.
¡Espero que os guste!
-En
garde!
Monsieur
Fablet parece muy seguro de sí mismo al desenvainar la espada
ropera. Su pulso es firme, y su peluca apenas se ha desajustado,
incluso podría decirse que se mantiene intacta y que los rizos
blancos enmarcan con la misma elegancia su rostro empolvado. No
transpira, a pesar de que el sol golpea fuerte para ser una mañana de mayo. Quizás su temple radica en su familiaridad con la situación.
Debe de acumular momentos como ese. Eso es, cuenta sus duelos ganados
como si fueran perros de caza. Sin embargo, el espíritu de Jean Paul es menos belicoso, y su presencia en ese instante, menos honorable.
Su frente se ha inundado de un sudor frío.
¿Cuántos
testigos hay? ¿seis? ¿siete? No
lo recuerda y echa un ojo al patio. Sin embargo, deja de contar antes
de haber concluido ¿Qué
importa eso ahora?
Y
ese instante, Jean Paul empieza a arrepentirse de su conducta. ¿Por
qué miraría el escote de Madame Fablet?
No había sido para tanto. De acuerdo, quizás sí se embobó, pero
es que la mujer contoneó su cuerpo, con ese andar tan suyo de la
nobleza... y sus dos... croissants apretaditos en el corsé. Lo
admite, se embobó, pero Monsieur Fablet ha exagerado al respecto.
La
poca valentía de Jean Paul se ha esfumado como la fortuna de María
Antonieta. Sabe que el valor nunca ha fluido por sus venas y no
empezará a hacerlo ahora. Es mayo, es primavera, es de día y hace
un calor asfixiante. Los rayos le ciegan los ojos. Y así, sumido en
su pesar de hombre arrepentido, echa a correr. Monsieur Fablet, ante
la mirada de los pocos espectadores, lo persigue.
Jean Paul abandona el patio, sin saber que el tintineo de sus zapatos delata su
camino. Avanza entre los muros sin un destino demasiado definido,
hasta que abandona el recinto y se detiene en el jardín. El
laberinto le parece una buena idea. Allí
no podrá encontrarme,
se dice a sí mismo. Corre con un deje de desesperación, y se
adentra en el camino. Pero al tomar la primera bifurcación se topa
con la realidad. Es mayo y la lavanda ha crecido entre las hierbas,
impidiendo el paso. ¿Desde
cuándo hay lavanda en Versalles?Desenvaina
la espada ropera y, atacando a la vegetación, trata de abrirse paso.
-¡Maldita
primavera!
Los
zapatos de Monsieur Fablet resuenan cada vez más cerca.
Estupendo micro, María. Es de destacar la ambientación, el tono de época con el que se narra. ¡Ay de esos duelos de honor, cuánta sangre derramó por minucias! Y desde luego muy coherente ese Maldita primavera, a veces los árboles no dejan ver el bosque... ni permiten salvar el pescuezo. ¡Suerte en el concurso! Un abrazo!
ResponderEliminarJaja muchas gracias David! Si es que el honor es el honor!! Un besito :)
EliminarAlucino con tu imaginación y tu capacidad para narrar historias. ¡Me sentía allí, dentro del laberinto con el pobre diablo! jajaja.
ResponderEliminarUn besazo!
Muchas gracias guapa! Me alegro de que te guste! Un besoteee
Eliminar¡Me encanta!
ResponderEliminarY la escena del laberinto es lo más, me has hecho sentir allí mismo.
Besos y de verdad me ha gustado mucho.
Muchísimas gracias por tu comentario!! Besitos!! :))
EliminarMe ha gustado mucho María, un relato de lo más ambientado en la Francia de entonces, donde la coquetería estaba a la orden del día. Te felicito. Abrazos!!
ResponderEliminarEs verdad, una época muy libertina!! Un besito :))
EliminarCómo apuntan todos los comentarios, estupenda ambientación y un relato muy original. También con un toque de humor que aunque se trate de un duelo le hace muy divertido, sobre todo en la parte final con ese laberinto que nos podemos imaginar jeje...
ResponderEliminarUn besazo María y ¡suerte en el concurso!
Muchísimas gracias guapa! Me alegro de que te haya gustado :))
EliminarMe ha gustado mucho, tiene unas buenas inspiración, aprovechala y presentate a premios literarios!!!!
ResponderEliminarBesos
Ohh muchas gracias Reme por tus ánimos y tus palabras!! Eres muy amable! Un besito :)
Eliminar!Encantador relato!
ResponderEliminarUna narrativa ágil y divertida, impregnada de mucho humor. Pobre de Jean Paul no tiene escapatoria, la primavera, la verdad lo defraudo. Me voy escuchando los tris tras de los zapatos de Monsieur Fable.
!Abrazo!
Jajaja gracias guapa!! Todo le ha salido mal a JeanPaul! Muaaa
EliminarPerfecta dirección artística María. Has hecho tuyos a los personajes y los has dado una ambientación espectacular. Bueno y es que la primavera la sangre altera, por eso la mirada al escote de Madame Flabet debería haber quedado en algo menos pasional, ¡pobre hombre, que sofoco!
ResponderEliminarUn beso María y a ganar el concurso.
Siiii es por la primavera jaja mujas gracis Miguel!! :)
Eliminar¡Vaya por Dios! La maldita lavanda le fastidió la escapatoria a Jean Paul. Y es que la lavanda es muy puñetera, a Jean Paul le impidió fugarse; esa planta me cayó en el examen de herbario y lo suspendí.
ResponderEliminar¡Maldita lavanda!
Genial relato, María, te deseo toda la suerte en ese reto.
Un beso.
Jajajaja siii maldita lavanda! Muchas gracias por tu comentario! Un beso y feliz jueves :)
EliminarCuando la valentía no sobra, es mejor inventar cualquier ardiz para no llegar a meterse en semejante berengenal. Si al final no atrapan a Jean Paul quizás aprenda la lección jajajaja. Muy divertido y bien ambientado, María. ¡Ya lo creo que hacía calor en aquellos jardines! :))
ResponderEliminarUn besito, me ha encantado.
Muchas gracias Julia! Me alegro de que te haya gustado! Un besito :)
EliminarJean Paul al final igualmente tuve de desenvainar la espada a causa de la lavanda jajaj. Al menos reconoció que no tenía valor para enfrentarse a nadie más.
ResponderEliminarBonito relato, María que ya te leí en la comunidad.
Te quedo de época y con humor.
Suerte y un abrazo.
Jajaja muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado :)
EliminarEstupendo relato, María. Me has trasladado a Versailles, en tiempo y espacio. Has logrado enmarcar el relato, darle contexto, en tan pocas palabras, para alojar la historia de este Jean Paul que sufre un momento tan acuciante, tan desesperado, acorralado en su propia decisión de entrar al laberinto. Humor, y mucha imaginación para una trama tan corta como inesperada, un placer leerla. No sé que suerte ha corrido, pero es un relato que debiera llamar la atención del jurado. Sin duda. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarAriel
Muchas gracias!! Me alegro de que te hay gustado! :))
EliminarMis sinceras felicitaciones, te lo mereces 👏👏👏👏👏👏
ResponderEliminarMuchísimas gracias guapísima!! Un besazooo :))
EliminarMe ha gustado mucho tu relato, María! Me ha parecido muy bien ambientado y explicado, por no mencionar que tiene un punto divertido que atrapa. Me da pena el pobre chico que, por mirar el escote que no debía, parece que lo va a pagar muy caro, jeje. Aunque si soy sincero, imagino que logra huir. Un abrazo! ; )
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