martes, 21 de marzo de 2017

Yo más



Conversaciones absurdas que ocurren en un bar
(Pequeña obra de teatro)

Escenario: Un bar de barrio, repleto de clientes, a pesar de no ser demasiado grande. Es alargado y produce ligeramente el efecto de caverna.
Alan: Joven de 30 años, de aspecto descuidado, vaqueros rasgados por los bajos, camisa holgada de color apagado, y cabello ensortijado.
Carlos: Joven moderno de 32 años, pelo cuidadosamente cortado, camisa ajustada y bambas de marca. Lleva gafas de pasta y huele a perfume de discoteca.
Roberto: Ejecutivo de 35 años. Viste traje y corbata, aunque ahora se ha remangado para sentirme más cómodo.
Pablo: Camarero. Estudiante de psicología que acepta empleos basura para costearse los estudios.
Al alzarse el telón se oyen las conversaciones de los clientes, muy animadas, que se mezclan con el ruido de las jarras de cerveza al tocar las mesas. Alan, Carlos y Roberto están sentados al final del local, en una mesa de cuatro, muy cerca de los dardos.
Alan: Me gusta tanto viajar que si me despidieran gastaría el dinero de la indemnización en un viaje.
Carlos: ¿Uno? No, no. Que el tiempo pasa volando. Yo haría dos ¡Y a lo grande! Playas exóticas, mojitos y palmeras y masajistas de veinte años. Eso sí es vida.
Roberto: Yo me iría un mes entero. Aún no sé dónde, pero haría las maletas así (chasquea los dedos).
Alan: Yo compraría un billete de ida a Los Ángeles, y el de vuelta ya vería… cuando me cansase, lo cual veo difícil.
Carlos: Yo no me cansaría nunca.
Roberto: Yo me llevaría el coche. Así podría desplazarme por donde quisiera. Y como me gusta conducir, no tendría problemas.
Alan: Yo adoro conducir, disfruto realizando trayectos largos.
Carlos: Pues yo podría conducir durante diez horas.
Roberto: ¿Diez? Yo he llegado a conducir durante quince horas sin descansar.
Alan: (moviendo su vaso vacío) ¿Queréis otra birra?
Carlos: Sí, llamemos al camarero.
Roberto levanta la mano, y cuando la sacude Pablo se acerca.
Pablo: ¿Tres más?
Roberto: Sí, trae otras tres.
Pablo se marcha.
Alan: Yo aguanto tan bien el alcohol que todo el mundo se sorprende. Podría beberme cuatro cubatas y mantenerme igual de sereno.
Carlos: ¿Cuatro? ¡Eso no es nada! Yo podría beber ocho. Más de una vez lo he hecho.
Roberto: Menudos niñatos estáis hechos. Mi récord no sé ni dónde está. Soy como una esponja.
Alan: Sí, pero hoy no nos podemos pasar ehh, que mañana tenemos que currar.
Carlos: Y no porque me apetezca. Mi jefe es un ogro. Siempre está de mal humor.
Roberto: Mientras no te grite… como hace el mío. Eso sí que es ser un ogro.
Alan: Pues el mío es un amargado y lo paga con todos sus empleados, y más de uno ha llegado a llorar.
Carlos: Así, no me extraña que me cueste tanto levantarme por las mañanas. Hay días que pasa media hora desde que abro los ojos hasta que me levanto de la cama.
Roberto: Pues yo tengo que ponerme el despertador tres veces porque si no, no me entero.
Alan: Pues a mí me cuesta tanto levantarme por las mañanas que algunos días he llegado tarde a trabajar.
Carlos: ¿Dónde se ha metido el camarero?
Roberto: ¿Alguien recuerda cómo se llamaba?
Alan: No, yo tengo muy mala memoria.
Carlos: Yo sí que tengo mala memoria, que veo una cara y cinco minutos después se me ha olvidado.
Roberto: Yo tengo tan mala memoria que más de un día me he dejado el fuego de la cocina encendido.
Alan: ¡Pues para recordar su nombre estamos! Yo no tengo ni memoria histórica.
Carlos: ¿Pues sabes cómo puedes aprender historia? Yendo a museos.
Roberto: Uf, no tengo tiempo para museos.
Alan: Yo tampoco.
Carlos: Yendo de viaje, podríamos entrar en alguno.
Roberto: ¿Y cuándo vamos a viajar? Porque yo más de una semana no quiero marcharme, y no creo que dé tiempo a todo.
Alan: ¿Una semana? Yo creo que una semana es mucho tiempo. Yo prefiero cinco días como mucho.
Roberto: O un fin de semana.
Alan: Si me llevara el coche tendría mayor flexibilidad.

Roberto: ¿El coche en vacaciones? Yo me agobiaría…

21 comentarios:

  1. ¿He dicho alguna vez que me encantan los diálogos? Dan ganas de ponerse a actuar!

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  2. Jajaja El título le va como anillo al dedo. Y es muy realista, anda que no se escuchan conversaciones de este tipo por ahí!
    Un besazo, guapa!

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    1. Siii Noelia, hay gente que dice muchas tonterías
      Un besazo y buenas noches :)

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  3. Muy bueno María, jajaja. El caso es ser el que más en lo que sea aunque sea algo malo. E incluso contradiciéndose constantemente. Diálogo de tres besugos, jeje..., y encima no escuchan, es el "yoismo" absoluto. Está muy logrado, porque por desgracia se suelen escuchar cosas así.
    Genial María. ¡Un abrazo!

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    1. Muchas gracias guapa. Pues la verdad es que sí, se escuchan muchas conversaciones absurdas por ahí, en algún sitio me tendré que haber inspirado yo jajaja
      Un besito :)

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  4. Muy bueno María :-), estos diálogos tan bien redactados me han recordado metafóricamente al Big Bang expandiéndose en la exageración de los personajes que fanfarronean sin parar, hasta que ellos mismos se contraen y se desinflan en un hablar por hablar. Super gracioso, un abrazo.

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    1. Buena comparativa Miguel, Big Bang que se expande y se contrae. Esta gente no necesita más que su propio círculo vicioso. Tienen una realidad un tanto distorsionada, pero no se dan cuenta, creo yo.
      Un besito y gracias por comentar :)

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  5. Con jefes como esos, para que queremos enemigos. muy bueno si señora, jajaja menudo elenco. un abrazo amiga

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    1. Muchas gracias!! Me alegro de que te haya gustado!! Un besito guapa 😊

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  6. Con jefes como esos, para que queremos enemigos. muy bueno si señora, jajaja menudo elenco. un abrazo amiga

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  7. Je, je, je... Como dice la canción "Bares qué lugares..." Como dice Miguel, en ellos las opiniones se expanden, se magnifican. Desde luego, es un templo de la fanfarronería y el hablar por hablar, de las verdades de patas cortas. Me encantó!

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    1. La verdad es que en los bares te encuentras de todo!! Y los fanfarrones no son excepción! Muchas gracias por tu comentario :) un besito

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  8. Hola, María, encantado de leerte.

    Tu relato me ha parecido muy creíble y realista, porque muestra una conversación muy cotidiana y sencilla de unos amigos, muy típica en nuestra tierra, que se reúnen para tomar unas cervezas, bromear y compartir sueños; en un momento solo para ellos, para relajarse y poder ser ellos mismos, sin medir las palabras y sin esforzarse por nada, sin tener que aparentar o mantener una imagen de nada, todo naturalidad y hablar por hablar, diciendo las tonterías que quieran, disfrutando de todo, pura medicina para la mente cansada y frustrada.

    Y es que después de una dura jornada, donde todos los sentidos están semiapagados, muchas esperanzas destruidas, y apenas queda tiempo para compartir y disfrutar en el día, y a veces ni ganas, cada uno intenta relajarse como puede.

    Esa escena con los amigos contando sueños durante ese pequeño ratito es genial, donde cada uno siempre intenta mejorar lo del anterior, ampliando sus opciones, como para desafiarle, añadiendo algo más de emoción a lo que desean sus compañeros...

    Son como niños con el "Pues yo más", en un juego inocente que realmente no conduce a nada, pero es divertido y los entretiene, les gusta jugarlo sin pensar, contradiciéndose incluso, me encanta. Conseguiste que me dieran ganas de participar en la charla y que quisiera invitarles a una ronda, te lo aseguro.

    Y es que los sueños son gratis y están al alcance de cualquiera, duran lo que uno quiera que duren y llegan hasta donde uno quiera que lleguen. Es lo bonito de soñar y de compartir esas sensaciones con los amigos; quizás de manera absurda, quizás mintiendo sanamente un poquito...

    Pero también quizás el objetivo no es ser honestos o cabales en ese momento, porque eso ya lo estuvieron haciendo durante todo el día; el objetivo es pasar un buen ratito de charla sencilla, amena, distendida, relajada, sin consecuencias..., intentando aprovechar lo poquito de productividad que aún les brindan sus mentes después de una jornada laboral poco gratificante o caótica, y una vida que apenas les satisface.

    "Quien tiene un amigo, tiene un tesoro", dicen. Quizás se refieren también a esos ratillos de colegas tan auténticos y necesarios a veces.

    Enhorabuena, María, por tu relato, me parece que refleja muy bien una realidad, sin complicaciones, y es ese momento tan sencillo y relajado en el que estamos con nuestros amigos, disfrutando tranquilamente y siendo de nuevo unos niños inocentes que pasan el rato diciendo tonterías sin consecuencias, a la vez que se divierten y sonríen de nuevo.

    Con tu permiso, voy a compartir tu relato, me ha encantado, tiene mucha naturalidad y frescura. Un saludo cordial y buena lectura.

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    1. Hola!! Menudo análisis has hecho, muchísimas gracias por leerme y comentar! Me alegro de que haya llamado tu atención lo suficiente como para realizar este comentario :))
      Y claro que puedes compartir lo que quieras! Un besito :)) feliz sábado

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  9. Un momento de entretenimiento de charla con amigos el el bar, lo raro es que no hablaran de futbol jajaja. A veces hablar por hablar e ir enlazando opiniones de unos sobre los otros , el título le va al pelo. Un abrazo

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    1. Jajajaja es verdad!! Creo que eso viene después, y ya me los imagino: yo veo todos los partidos de la liga! Y el otro: pues yo los de la liga española y la inglesa! Y así etc etc jajaja
      Gracias por tu comentario guapa!! Feliz sábado!! :))

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  10. Menudos tres se han juntado en torno a la mesa. Como bien reza el título de la obra, cada uno más que el otro, sea en lo que sea. Y luego están las pequeñas incoherencias, fruto quizás de la ingestión cervecera... ¡como la vida misma! jajajaja.

    Muy entretenida y amena, María. Nunca se me habría ocurrido escribir una pequeña obra de teatro, me ha parecido muy original. ¡Bien por ti!

    Un besito y feliz comienzo de semana :))

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  11. Me ha hecho mucha gracia esta pequeña obra de teatro, María! Madre mía, estos tres tíos tiene el síndrome del "Yo más" que suele darme repelús, aunque admito haber tenido conversaciones de ese estilo alguna vez, y sobre todo mojadas con cerveza o vino, jajaja. Hace tiempo por eso, eso sí. En tu relato, el que tiene que estar alucinando más es Pablo, que estudia psicología, jeje. Un abrazo! ; )

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