martes, 14 de septiembre de 2021

La leyenda del jinete sin cabeza - Reseña

 

A estas alturas casi todo el mundo conoce La leyenda de Sleepy Hollow o La leyenda del jinete sin cabeza. Parte de la fama es gracias a la película de 1999 dirigida por Tim Burton y protagonizada por Johnny Depp.

Tras ver la película en mi adolescencia, quedé obsesionada por todo lo místico que envuelve la historia. Aun así, no ha sido hasta ahora que he decidido leer el libro. El relato, considerado de terror,  fue escrito por Washington Irving en 1820 y publicado en su colección de cuentos The Sketch Book of Geoffrey Crayon.

La historia nos habla de un antiguo soldado hesiano que perdió la cabeza a causa de un disparo durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Su fantasma decapitado vaga por las noches a lomo de su caballo, tratando de recuperar su cabeza perdida.

Está ambienta en el valle Sleepy Hollow, un asentamiento neerlandés, y llamado así por la sensación de sopor que produce a causa del ambiente tupido de la niebla, y tiene como protagonista a Ichabod Crane, el refinado y asustadizo profesor de la escuela.

La trama se desencadena cuando Crane acude una noche a la fiesta que Baltus Van Tassel, un granjero rico de Sleepy Hollow, organiza en su mansión. Allí se encuentra su hija, Katrina: guapa, rica pero también caprichosa. Ichabod, enamorado de ella, decide declararle su amor esa misma noche. Pero en la fiesta se encuentra Abraham "Brom Bones" Van Brunt (así todo seguido, cuesta un poco de pronunciar), un rudo y experto jinete que también está enamorado de Katrina. Por este motivo, toma a Ichabod como enemigo. Con el fin de ridiculizarlo y alejarlo de Katrina y la esfera popular, Brom y sus “amigotes” aldeanos asustan al ingenuo Ichabod con leyendas que circulan por Sleepy Hollow. La de El jinete sin cabeza es la que obtiene mayor efecto en el siempre asustadizo profesor. Y hasta aquí puedo contar sin hacer spoiler, ya que la acción y lo importante de la trama se desencadena justo después…


Lo cierto es que ahora, tras haber dejado reposar unos días la historia en mi mente, debo decir que me decanto por una valoración negativa. A me veces ocurre, cuando no tengo claro si una obra me ha gustado o no, el paso de los días me acaba posicionando. 

Merece la pena destacar la ambientación. El lugar es fantástico, misterioso, lleno de niebla, oscuridad, tenebrosidad, leyendas y supersticiones. También la originalidad de que un fantasma decapitado merodee a caballo por las noches. Pero la historia no llega ni a relato. Más bien se queda en lo anecdótico, ya que, excluyendo las descripciones tipo inventario de los personajes, se centra en lo sucedido la noche de la fiesta en casa de Baltus Van Tassel. Para ser calificado como terror, el miedo que genera es prácticamente nulo. Y no solo esto, a mí no me ha suscitado la más mínima tensión. Para colmo, El jinete sin cabeza tiene un protagonismo bastante escaso. Me he quedado con ganas de mucho más.



Tampoco me ha caído especialmente bien el personaje de Ichabod Crane, aprensivo, muy miedoso, pero a la vez engreído porque considera que sus conocimientos y su sabiduría lo convierten en alguien superior a los hombres rudos del pueblo. Por no mencionar lo zalamero y pesado que resulta con las mujeres. Llega a admitir que su estrategia para ligar es hacerse pasar por un cotilla para ser aceptado por ellas, caerles en gracia y que así lo inviten a sus reuniones.

Dicho esto, la película de Tim Burton me parece infinitamente mejor que el relato de Washington Irving.

Aun así, como ya he dicho antes, me sigue fascinando lo místico de la historia, y tras investigar, he descubierto algunas curiosidades:

·        En el siglo XVIII los soldados hesianos fueron mercenarios alemanes contratados por el gobierno británico y destinados al servicio paramilitar. Parece ser, que a Inglaterra le resultaba más económico contratar los servicios de soldados alemanes que destinar dinero a ampliar el propio ejército. En la Guerra de la independencia, lucharon unos 30.000 soldados Hesianos para los británicos. Como muchos de ellos eran reclutados a la fuerza por el gobierno o su servicio solo tenía interés monetario (vamos, que les daba igual luchar por un bando que por otro mientras les pagasen), cuando los soldados americanos los apresaban, en lugar de matarlos les daban la oportunidad de cambiar de bando y combatir entonces por América. La oferta incluía veinte hectáreas de tierra al terminar la guerra, con la obvia posibilidad de asentarse en ese nuevo país. Y ellos aceptaban, claro.

 

·        Jonathan Crane, el supervillano enemigo de Batman guarda una gran semejanza con el personaje Ichabod Crane. Ambos son estudiosos y cultos, y comparten una apariencia larguirucha. Además, Jonathan Crane, una vez convertido en Espantapájaros se vale de toxinas para expandir el miedo en sus víctimas. Este miedo es normalmente ilusorio, por lo que recuerda a la leyenda de El jinete sin cabeza, ya que el fantasma tiene su raíz en los cuentos que se transmiten entre los aldeanos de Sleepy Hollow.

 

·        La historia tiene un final abierto que da pie a diversas interpretaciones.

 

·        El lugar existe. Sleepy Hollow es una villa situada en Mount Pleasant, a unos 50 km al norte de Manhattan. Se puede visitar la iglesia Old Dutch Church, la cual aparece en el relato de Washington Irving. También se encentra el cementerio de Sleepy Hollow, donde está enterrado el autor.

 

                                                                        La imagen está sacada de Google

A veces empatizamos más con una historia y otras menos. En mi caso, me siento más atraída por todo lo que envuelve la leyenda, ya sea la película, el lugar físico o la fábula de un jinete decapitado que busca su cabeza siglo tras siglo, que por la obra en sí. Parte de mi decepción viene de lo mucho que esperaba de la lectura. Aun así, no descarto seguir leyendo a Washington Irving. Quizás con menos expectativas disfrute más otro de sus relatos.

Si alguien me pregunta si recomiendo leer o no La leyenda de Sleepy Hollow, diré que sí, que merece la pena. Apenas tiene 70 páginas con letra grande. Pero también diría que mejor lo busque en la biblioteca, o adquiera el libro con el resto de relatos del autor. Tengo la impresión de que, leyendo el conjunto de relatos, ahora tendría la sensación de haberme adentrado en una lectura más completa.

8 comentarios:

  1. ¡Hola!
    A mí también me encantó la peli de Tim Burton, y también estaba enganchada al tema. Cuando mis hijos eran pequeños estaban igual de obsesionados, y veíamos la película en modo bucle. Y buscábamos información sobre la leyenda. También estuve muy enganchada a la historia de Christopher Walken, pues estuvo muy relacionado con la misteriosa muerte de Nathalie Wood, y cunado lo veía en la peli no podía evitar pensar en aquella vieja historia.
    Y claro, cuando leí el libro/librito...me pasó igual que a ti. No me dio miedo ni me causó tensión. Tiempo después leí el resto de relatos y me ocurrió lo que supones, me adentré más en la historia, pero no sé, no terminé de estar enganchada. Yo creo que mi error fue ver la película antes(como en Desayuno en Tiffany´s).
    Muy feliz día.

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    1. Hola Gemma,
      yo también vi la película en bucle!! es que engancha mucho. Christofer Walken es el mejor jinete sin cabeza que podría existir. Lo de Nathalie Wood lo había olvidado!!
      Me alegro de que tengamos la misma opinión, ya tienes un libro más para añadir a la lista de películas mejores que los libros jajaja.
      Un besito

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  2. Pues dado que la peli me gustó (y me has dado ganas de volver a verla) creo que seguiré tirando de mi larga lista de lecturas pendientes antes de ir a por este libro, por lo que nos cuentas.
    A mi también me pasa que el tiempo me ayuda a definir mi perspectiva cuando reseño algo, muy buen apunte.
    Besitos.

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    1. A mí la película me gusta mucho, y el libro es un poco pobre en cuanto a la trama. Si tienes mucho por leer, mejor avanza con tus pendientes jajaja
      un besito!!

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  3. Me pasa como a ti. De algunas novelas digo que ganan o pierden con el tiempo. Es eso de que los días van haciendo que la recuerdes con más o menos agrado del que te pareció sentir cuando la terminaste.
    No he leído esta novela ni he visto la película. Tim Burton y su cine son demasiado histriónicos para mí. Reconozco la belleza de su puesta en escena (esa novia cadáver me tiene enamorada sin haber visto la peli), pero hay mucho movimiento y mucho exceso y termina por ponerme nerviosa.
    La novela tampoco me ha atraído nunca en exceso. Desde que intenté leer Los cuentos de la Alhambra y abandoné al poco de empezar, no me han quedado ganas de repetir con Washington Irving.
    Un beso.

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  4. ¡Hola!
    a mi no me pasa lo que a ti respecto a no tener claro si algo te gusta o no, te cuento porqué. Es muy sencillo, porque si una lectura no me llega, no me engancha del todo, suelo abandonarla, pocas acabo (y no la reseño en el blog). Lo que sí me pasa en que al finalizar la lectura se me dan dos opciones, o me ha emocionado, encantado, o me ha gustado pero no para echar cohetes, jeje. En fin, ya me conoces un poco y sabes que soy algo rara en ese aspecto
    La peli me gustó en su día, pero si te soy sincera, no me atrae demasiado leer el libro y más después de conocer tu opinión, sería un abandono seguro.
    Por cierto, es genial volver a leer por aquí tu opinión sobre lo leído
    Besos

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  5. Hola, María.

    Me suelen gustar los mundos que crea Tim Burton pero la peli en cuestión no llegó a convencerme demasiado. Eso sí, el reparto era excelente. Respecto a la novela, lo has explicado de manera muy didáctica con el añadido de las curiosidades. Otra buena razón para visitar Manhattan y sus alrededores je, je.

    Besos y buen día.

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  6. ¡Hola, María! Es que el tiempo corre para todos... y aunque hay historias que traspasan la línea de la eternidad, a veces es más el recuerdo de la misma o de alguna de sus adaptaciones las que hacen que nuestra mente se conforme una historia que al compararla con la lectura del original este nos resulte un tanto insulso. La narrativa evoluciona, así como nosotros mismos y en géneros como el terror todavía más. Este relato, en el s. XIX sería tremendo, hoy con todo lo que hemos leído y visto tenemos un umbral un poco más alto y al leer el original en ocasiones nos sabe a poco. Hay novelas o cuentos que les pasa lo contrario, conforme pasa el tiempo parecen mejores.
    Jo, como me enrollo. Un fuerte abrazo!

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