¡Hola
a todos! ¿Cómo lleváis el frío?? Yo podría llevarlo mejor, la
verdad. Hacía ya unos días que no publicaba ninguna entrada, pero
es que casi no he tenido tiempo de nada. Bueno, la foto de cabecera
no es mía, me hubiera gustado que lo fuera, pero no he podido hacer
ninguna decente para el relato.
Y
respecto al relato que he escrito, creo que hoy en día el mundo va
muy deprisa, o al menos a la sociedad más joven le gusta vivir así.
Todo parece de usar y tirar, el exceso de ropa barata y sustituible,
los muebles modernos de Ikea, somos como un escaparate en las redes
sociales, pisos de alquiler eventuales, incluso están las relaciones
fugaces.
En
conclusión, habrá que adaptarse. Como suele decirse, renovarse o
morir :)
¡¡Espero
que os guste!!
Sesenta por ciento de verdad.
– A ti, que te gusta hacer
tantas cosas y disfrutar de tu momento, de tus libros, de tus fotos,
de tus películas...búscate un novio con un hobby, sino su hobby
será estar contigo, y te agobiarás.
Anna no mueve un ápice de su
expresión, y se limita a mirar las fotos que aparecen en su móvil.
Rubén, este enseña sus musculitos, le parece demasiado simple;
Manu, todo un hipster, con esa barba poblada y la camisa a cuadros
abrochada hasta el último botón; Xavi, demasiado buenito,
seguro que la acosa con canciones dramáticas; Juanma, este es
veterinario, parece bastante más joven que ella, pero no está mal.
Tampoco busca un chico guapo, sólo un chico corriente. Ni alto ni
bajo, ni guapo ni feo, ni demasiado tímido ni demasiado fiestero, ni
demasiado vago pero tampoco un obseso de su trabajo. Lo malo de los
chicos corrientes es que los sentimientos generados también lo son.
Ni intensos ni nulos.
– ¿Me estás escuchando?
Anna deja el móvil sobre la
mesa, junto a la botella de cerveza. Actúa como si respondiera a una
regañina, e introduce las manos en los bolsillos del abrigo.
– Sí, tengo que echarme un
novio que tenga una afición.
– Para que no te agobie, sí.
– ¿Tenemos que hacer el
vermú en la calle? – cuando se encoge, parece que su rostro vaya
a desaparecer en el interior de la bufanda – Me estoy congelando.
Víctor apaga el cigarro en el
cenicero, chafándolo como si rematara un insecto moribundo.
– Vamos dentro, va.
Anna tarda poco en coger la
cerveza, el bolso y el móvil. Entra en el bar y Víctor la sigue muy
de cerca. El camarero es un chico asiático muy joven, que efectúa
un gesto con la cabeza para indicarle las mesas libres. Caminan hasta
el final del local, y se sientan bajo la tele. Anna no sabe qué
canal están emitiendo, es pero el Machester juega contra el
Liverpool. Debe de ser un partido antiguo. A ella le gusta el fútbol,
no es una forofa pero no le importa verlo. En cambio, Víctor apenas
entiende del tema, y menos cuando se trata de equipos extranjeros.
– Tranquilo, te he
entendido.
– ¿No te da miedo usar esa
aplicación? Es decir, ligar por Internet...nunca sabes con quién
vas a quedar, podría ser un tarado.
– A estas alturas lo que me
asusta no es la tara. Todo el mundo tiene una.
– ¿Todo el mundo tiene una
tara?
– Claro. Lo malo es cuando
la tara es muy grande o se combina con otras.
Y Anna recuerda al arquitecto
que conoció hacía un par de meses, que cada año desfalcaba a
hacienda, hasta que lo pillaron y pagó una multa enorme. Recuerda al
historiador, quince años mayor que ella, pero que parecía un niño
por la actitud que manifestaba. Y ella ya había ejercido de Wendy
durante mucho tiempo, no quería otro Peter Pan en su vida. También
recuerda al chico Otaku, o como se definiera a sí mismo, que se
disfrazaba de Chewbacca en los estrenos de Star Wars. Y entonces se
acuerda del (aunque odia el apelativo) perro flauta que llevaba la
misma ropa durante una semana seguida ¿y qué hacía ella, que
adora los vestiditos de Naf Naf y los pendientes Tous con un pero
flauta? Pues le pudieron los rasgos varoniles, la voz grave y el
cuerpo de nadador. Qué asco puede dar la pasión en determinadas
ocasiones, y cómo te puede confundir. Pero las historias imposibles
no son como en las películas. Si un amor va a ser un desastre, lo
sabes enseguida y ya nadie quiere luchar por algo demasiado
complicado.
– A ver– dice Víctor.
Aún no se ha deshecho del
abrigo, Anna piensa que todavía debe de estar pelado de frío. Y se
dice a sí misma: por fumar tanto, te lo mereces.
Y entonces reconoce que, a
Víctor, el abrigo en tonos marrones le sienta bien, le da un aire
interesante y le estiliza la silueta.
Víctor ni siquiera pide
permiso cuando coge el móvil de Anna. ¡A estas alturas de la vida
pedirle permiso...por favor! Nadie lo sabe excepto ellos dos, pero
incluso tiene su huella implantada en el iPhone. Una tarde que llovía
agua fina, de la que apenas te moja pero te cala, paradojas de la
vida, se quedaron en casa de Anna. Las horas se esfumaron con el café
y las tres primeras películas de Rocky, y en algún momento,
probaron si el iPhone de Anna aceptaba más huellas que la suya
propia. Y sí, lo aceptó, pero enseguida se olvidaron del tema, y el
café y las patatas de bolsa suplieron las cervezas en el bar. Y
cayeron en la lamentación más superflua: ¡qué viejos estamos! En
la uni éramos más divertidos, habríamos salido aunque
diluviara.
Víctor empieza a deslizar el
dedo sobre la pantalla.
– Puf – dice con expresión
burlona – algunos de estos tíos son dignos de hacerles un estudio.
Mira éste.
Sergio, 33 años. Su perfil
está adornado con frases motivadoras que parecen extraídas de mr.
wonderful, y con fotos que transmiten una cierta melancolía.
Sombras, la playa al atardecer, miradas perdidas en la profundidad
del infinito.
– Este no es para ti, Anna.
¿Voy a tener que ir a rescatarte en plena cita?
Y a Anna se le escapa una
sonrisa infantil. Porque sabe que no sería la primera vez que Víctor
la ha rescatado a altas horas de la noche.
– Pero ¿por qué esta
repentina obsesión? No llevas tanto tiempo soltera, disfruta un
poco, mujer.
– No estoy obsesionada.
Soltera también se está muy bien.
Anna sabe que Barcelona se
lleva bien con los solteros, es una buena ciudad para estar solo. Y
enseguida se rectifica a sí misma. Estar soltera no es estar sola.
Lo que sí sabe es que una
ciudad horrible para los pelirrojos. Bueno, como mínimo para las
pelirrojas. Porque los hombres no saben ligar con las pelirrojas.
Quizás es que no saben ligar y punto, pero Anna detesta esa
puntualización que le suelen hacer sobre su pelo. Hasta podría
escribir un libro sobre cómo no ligar con una pelirroja. Le han
llegado a preguntar si las pelirrojas se defienden entre ellas, como
si perteneciera a un clan o algo por estilo. Un día, hacía ya
tiempo, en una discoteca que no recordaba, un chico se le acercó y
le gritó (no es que su intención fuera gritar, es que la música
estaba muy alta, claro): ¿sabes que a las pelirrojas las quemaban en
la hoguera en la edad media, por brujas? Ante eso...¿qué responder?
¿Me has ganado? Pues no. Más tarde, cuando sus amigos se
disfrazaron en carnaval de Juego de Tronos, pretendían que ella
fuera Sansa Stark. Pasó del tema, ella no iba a ser Sansa, así que
se disfrazó de brasileña, y fue por libre, con una piña pocha del
súper. Y Víctor, que iba a ser Oberyn, tampoco se disfrazó de
Juego de Tronos. Vale, tampoco de brasileño, pero al menos se sintió
apoyada.
Víctor deja el móvil sobre
la mesa, y cruza los brazos. Ladea la cabeza y centra su atención en
el partido. Pero a Víctor no le gusta el fútbol. Anna sabe que en
su cabeza una idea da las primeras vueltas y pronto su imaginación
será como un centrifugado. Lo conoce lo suficiente.
– Ya sabes lo que pienso de
estos tíos.
– Víctor, no pasa nada. No
son acosadores. Solo es una red social.
– Lo que no entiendo es tu
criterio a la hora de elegir.
– No uso ningún criterio,
ya lo sabes.
– ¿Me acompañas a la
puerta? Voy a fumar.
– Acabas de fumarte uno –
dice Anna, molesta.
– Pues quiero otro.
En la puerta, Víctor tarda en
encender el cigarro. Hace tanto frío que el mechero no obedece. Y
entonces Anna plantea seguir en otra parte.
– A mí, lo que me apetece
ahora es un café. Me estoy helando.
Anna vive a pocos metros, sólo
hay que cruzar la Meridiana. Ni siquiera se han movido del Clot. Es
un pisito pequeño, sin ascensor, y caliente, pero de todos modos,
enciende la calefacción al entrar. No es persona de cafetera
antigua, aunque se insista en que las cápsulas no producen el mismo
sabor que el café molido, ella siempre ha sido de comodidades. Las
cosas rápidas y fáciles, la ropa de usar y tirar en una temporada y
los piso de alquiler, que nunca sabes dónde acabarás.
– No pasa nada si un día
dejas la casa sin limpiar– se burla Víctor.
Sus palabras llegan a la
cocina, y provocan en Anna una sonrisa dulce. No es ningún secreto,
el desorden y ella son malos compañeros, es una de sus taras. Pero
es que sus padres son caóticos, y ya se sabe que en estas
situaciones o sales como ellos o eres lo opuesto. Y ella, ahora es
una maniática de la limpieza.
Y mientras duda entre la
cápsula ristretto, voluto y la edición limitada de navidad, escucha
a Víctor merodear por el comedor, efectuando pasos cortos. Hasta que
el sonido desaparece, y no sabe que él, justo cuando está a punto
de entrar en la cocina, se detiene. Fija la atención en el
dormitorio, y aunque la puerta está a medio cerrar, los colores de
los globos que hay allí llaman su atención.
Cuando Anna está a punto de
pronunciar su nombre, él aparece en la cocina.
– Perdona, te he dejado sola
– y tras quitarle las tazas de las manos las introduce en el
microondas.
– ¿Dónde estabas?– dice
ella – Te has quedado muy callado de repente.
– Me sorprende que todavía
tengas los globos. No sabía que durasen tanto unos globos. ¿Es que
no explotan o… se van?
– ¿Se van?
– Volando.
– No se van volando. Además, sólo me quedan ocho globos, y los
quiero guardar todo el tiempo que duren, para que veas lo que me
gustó tu regalo. Nunca me habían regalado globos, ni un pastel de
chuches.
– Ya, es que eres mayorcita
para eso, ¿no? – dice con ironía, en broma, claro. Pero toda
broma, contiene un sesenta por ciento de verdad.
Cierra el microondas y pulsa un
minuto. Las tazas empiezan a girar.
– Lo importante no es que yo
te regalara globos y un pastel de chuches para tu cumple, ya
sabes, treinta tacos, treinta globos. El caso es que el
amigo no se presentó.
Anna sabe que el amigo es su
exnovio. Aunque quizás no salieron tanto tiempo como para
considerarlo novio.
– Ya encontraré a otro
mejor.
– En la aplicación, claro.
– Sí, en la aplicación.
– Esos tíos no son para ti.
– Ya, pues entonces, ¿con
quién crees que debería salir? Parece que sabes quién me conviene
y quién no.
– Pues con alguien se
preocupe por ti. Por ejemplo, conmigo.
Esperan unos segundos hasta
reírse. Ha sido una estupidez, una broma, claro. Aunque
estadísticamente, toda broma, contiene un sesenta por ciento de
verdad.
María, pues me ha encantado al cien por cien.
ResponderEliminarUn beso grande.
Muchísimas gracias!! Un besito :))
EliminarMuchas veces somos incapaces de ver lo que tenemos justo al lado jajajaja. Estupendo relato!
ResponderEliminarJajaja sí sí, hay gente muy ciega por el mundo! Mil gracias :) besitos!!
Eliminar¡Hola María!
ResponderEliminarSe te ha echado de menos y es que tus relatos además de gustarme y engancharme, suelen dejar unas frases para el recuerdo con esas gotas de ironía y humor que son una delicia.
Ejemplo: "Su perfil está adornado con frases motivadoras que parecen extraídas de mr. wonderful" o "¿sabes que a las pelirrojas las quemaban en la hoguera en la edad media, por brujas? Ante eso...¿qué responder? ¿Me has ganado? Pues no.
Bueno y con respecto a tu protagonista masculino, yo elevaría ese 70 por ciento a un 95 por ciento como mínimo en su declaración final. Habría que encontrar una aplicación en el móvil para saber la verdad ja,ja,ja.
Un abrazo y feliz noche.
¡Muchas gracias Miguel! Me alegro de que te guste el relato y de que te hayan hecho gracia las frases que mencionas :))
ResponderEliminarMe parece que las frases motivadoras extraídas de mr. Wonderful son bastante recurrentes en las redes sociales jajajaj
La aplicación que dices no estaría mal, ya me imagino a todo el mundo acusándose de haber dicho más verdad que broma (me estoy dando cuenta que de aquí puede salir otra historia jajaja)
Un besito y feliz noche :))
Ainssss qué bonito, María. Las historias de amigos que acaban haciéndose novios me encantan, aunque también comprendo que es difícil pasar de un estado a otro. Yo nunca me he visto en una de ésas, pero creo que también me reiría mucho para ocultar los nervios :)) ¡Ojalá que ella diga sí!
ResponderEliminarUn beso y gracias por este precioso relato antes de irme a dormir.
Muchísimas gracias Julia!! Me alegro de que te haya gustado. Yo tampoco me he visto nunca en esa situación, pero debe de ser muy bonito. Creo que ella empieza a entender que pocos hombres encontrará con quien comparta la afinidad que tiene con Víctor!
EliminarUn besote guapa!! Feliz lunes!! :))
Qué ganas tenía de que hubiera algo entre estos dos...me has dejado con la miel en la boca.
ResponderEliminarUn besito!
Jajaja mil gracias guapísima! En principio acaba aquí pero creo que se intuye bastante bien cómo acaban estos dos. Muaaaaa
EliminarEstá tan cantado que solo ellos no lo ven... ¡si hasta tiene su huella en su iPhone, por favor! Bonita historia, me ha encantado, y si es personal me alegro de que una pelirroja tenga un novio-amigo tan maravilloso, te lo mereces, guapísima ;) ¡Besos y feliz semana!
ResponderEliminarSi es que no hay más ciego que quien no quiere ver!!
EliminarPara nada es personal, es totalmente inventada, quizás lo ha parecido porque la chica es pelirroja, jajaja pero no, en esa parte solo he añadido momentos anecdóticos para hacer la situación más creíble y cotidiana :))
Un besito guapa! Me alegro de que te haya gustado!! :))
Ohhh preciosa historia, auqneu he de deicr que me has dejado con ganas de más. Ojalá los dos se atrevan a dar el paso. Sería una relación muy bonita, y seguroq ue ella dejaría de buscar.
ResponderEliminarUn besillo.
Muchas gracias María, creo que sí sería bonita, al menos habría mucha confianza :)) un besito guapa!!
EliminarToda broma tiene un sesenta por ciento de verdad y toda buena amistad tiene un porcentaje muy alto de afecto que, en ocasiones, es difícil definir.
ResponderEliminarAnna no ha tenido suerte con sus ligues (el disfrazado de Cheewaka se lleva la palma) pero yo opino por propia experiencia que el amor no se busca, se encuentra y a veces está muy, pero que muy cerca ;)
Un relato cotidiano y bonito.
Bienvenida.
Un beso.
Jajajaja el de hacienda tampoco se queda atrás ehhh el otro será friki pero no ilegal jajajamuchas gracias guapa, me alegro de que te haya gustado! Muaaaa
EliminarHistoria muy ligera, muy fácil de leer. Es verdad que el amor a veces está más cerca de lo que creemos. Un beso, María.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario Ángeles, un besito :))
EliminarDesde el principo he visto claro que estaba interesdo en ella a pesar del mucho interés que mostraba por otros «en potencia« claro, y bueno me ha hecho gracia lo de ligar con pelirrojas, ¡¡como no me va a hacer gracia!!!! lo de las brujas también me lo han dicho en alguna ocasión!!! ja ja ja.. pero bueno en la Edad Media se iba a la hoguera por muy poquito!!! para mi ser pelirroja, aparte de encantarme!!!! siempre ha sido una ventaja también para ligar!!!
ResponderEliminarBesos
Jajajaja qué te voy a contar a ti de ser pelirroja Reme!! Un besote guapísima y gracias por el comentario!! :*
EliminarPrecioso, dulce y auténtico, a veces estamos ciego cuando lo más valioso lo tenemos al lado!! Un beso amiga!
ResponderEliminarYo creo que estas cosas pasan más veces de las que pensamos!! Un besito guapa, me alegro de que te haya gustado!! :))
EliminarY yo me pregunto cuánto puede haber de autobiográfico en este relato... Un relato fresco y bien narrado que incide en el clásico debate de si nos podemos enamorar de un amigo o amiga. Si el amor puede nacer de ese sentimiento casi fraternal o por el contrario solo se ama de sopetón, con un flechazo que solo puede provocarnos un desconocido. Aunque la razón nos diga que esta relación avanzará a algo más, me temo que ella no sentirá por él más que amistad.
ResponderEliminarEl que es un crack es ese ligón de discoteca, desde luego no se me ocurre mejor forma de espantar a una chica... aunque sea pelirroja, je, je, je. Fantástico, María. Un abrazo!
Jajaja que va David!! De autobiográfico sólo hay las anécdotas de pelirrojas y que un día me recomendaron que me echara un novio con hobbie, que si no no me dejaría escribir tranquila jaja pero esto fue una amiga mía, por lo demás no hay nada. Solo aprovecho anécdotas que me ocurren o que veo por ahí para el relleno de las historias, porque así parece más realista.
EliminarTienes razón, parece un típico caso de lo actualmente conocido como "friendzone" jaja Bueno no he llegado a plantear tanto la trama, pero yo creo que les podría ir bien :))
Un besote David, me alegro de que te haya gustado :))
La química es palpable entre ambos, porque las almas gemelas se conectan con facilidad y se muestran completamente sin temor al juicio. Me ha encantado tu lindo y romántico relato. El diálogo de tus personajes es genial, muy entretenido.
ResponderEliminarAbrazo!
Me alegro de que te haya gustado guapísima! un besitooo
EliminarHola María, buen relato, me ha gustado cómo has mostrado la complicidad entre ambos y esas anécdotas amorosas que eran de lo más divertido para el resto no para ella, y es que a veces cuesta mucho ver lo que conviene, espero que esos dos se animen.
ResponderEliminarBesos
Sí, a veces estás tan centrado en todo lo demás que cuesta ver lo que tienes justo delante! Un besote guapa, me alegro de que te haya gustado :*
EliminarSi es que no sé cómo no lo vieron venir. Tanto buscar lo que tienes al lado. Conste que yo pensé que Víctor sería gay porque otra cosa era difícil de entender. También pensé en familiar, hermano, primo o algo así, pero eso no me pegaba. Se veía que solo eran amigos.
ResponderEliminarLos habéis resuelto muy bien los tres y me ha gustado mucho. Sencillo y bien escrito.
Un beso.
jajaja sí, gay sería la otra explicación. Yo siempre he querido tener un mejor amigo gay. Podría haber salido un buen relato también. Muchas gracias Rosa, me alegro de que te haya gustado! Besitos!!
EliminarEs un buen relato, María, muy fluido en la narrativa, la trama la encuentro amena y divertida, de modo que se lee de un tirón, aunque ¡vaya por Dios! ahora que ya sabemos que Víctor se le ha declarado a Anna, de esta forma tan particular, como sorprendente para ella y mira que lo que estaba buscando lo tenía tan cerca.
ResponderEliminarSi, aunque se trate de una invención con guiños "pelirrojos" (je,je,je), lo cierto es que es un encanto de historia y que ya puesta en faena, deberías continuarla para conocer el desenlace o quizás haga falta alargarla un poco más, pero como tú eres la autora, pues tienes en tu poder la última decisión.
Un besote grande.
Muchas gracias Estrella, me halaga mucho tu comentario, tú que escribes tan bien! En principio acaba aquí, aunque ya me plantearé si la continúo.
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado, un besito enorme guapa!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQué bonito post, María. Narrado con tanta naturalidad que hasta me he visto reflejada en él por propia experiencia y en más de una ocasión, pero nunca ha habido "consenso" para que fuera a más, bien por mi "culpa", bien por la del "otro".
ResponderEliminarCuando existe esa química tan especial entre amigos se tiene miedo de romper el hechizo, caso de transformarse la relación. ¡Me ha encantado!
¡Un beso, florecilla! ;-)
Mil gracias preciosa! Me alegro de que te guste. A veces, si hay una amistad de por medio o se dan otras situaciones puede llegar a dar miedo arriesgarse. Creo que todos hemos vivido en algún momento alguna historia parecida, es la vida. Si en tus experiencias no ha habido consenso es porque otra mejor estaba a punto de llegar!! :) Yo creo mucho en el destino y que las cosas ocurren por algo!
EliminarUn besote guapísima, feliz miércoles festivo!! muaaaaaaaa
Me ha encantado esta historia, María. Sencilla, fresca (o del tiempo), natural como la vida misma, tanto en los diálogos como en la narración de unos hechos que, creo yo, son bastante actuales.
ResponderEliminarVíctor y Anna están destinados a vivir juntos, están hechos el uno para el otro y solo él parece saberlo. O quizá ella también pero no quiere reconocerlo.
Ese compañero de fatigas, el amigo inseparable, el consejero sentimental, etc., etc, pero que no pasa de eso. Dicen que el amor es ciego, pero yo creo que la ceguera está muchas veces en las personas que no saben reconocer a quien tienen delante como su pareja potencial, seguramente distraídos por consideraciones banales.
Lo dicho: un relato estupendo para pasar un grato momento.
Un abrazo.
P.D.- Yo siempre he sentido una atracción especial por las pelirrojas. Incluso estuve enamorado de una, jajaja
jajaja ¿¿¿pero no las habrás llamado bruja no??? jajaja
EliminarMuchas gracias por tu comentario, me alegro de que te haya gustado el relato y lo encuentres tan cotidiano, era ésa mi intención, mostrar el día a día de la sociedad en la que vivimos, los vermuts en el bar, las aplicaciones para ligar, los pisos pequeños de alquileres caros...Anna y Víctor sí, están destinados, pero no lo saben :)
Muchas gracias por pasarte y comentar! Un besito
Qué historia más linda, María. Ainsss... me has arrancado un suspiro y una sonrisa. Parece que no quieren darse cuenta de que están hechos el uno para el otros, o quizás después de tanto tiempo siendo amigos, tienen miedo de perder esa solidez, pero yo los empujaría y les diría, ¡espabilad! ;)
ResponderEliminarUn beso.
Hola María,
ResponderEliminar¿cuantas de las cosas qué decimos continen un sesenta por ciento de verdad? y de menrtirijilla jeje! Me ha encantado, es una historia que le podría suceder a cualquiera. cotidiano. La situación al principio parece que va a acabar en tragedia pero luego desemboca de la mejor de las maneras dando sentido al título. Me ha gustado mucho. ¡Feliz día!
Vaya entre la historía del Bucle de David, y la tuya, llevo una mañana casi recién despierta, leyendo cosas muy buenas.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, no solo por la forma de escribir el texto, si no el enfoque y es que el amor esta mas cerca de lo que creemos a veces y no nos damos cuenta, y muchas veces perdemos el tiempo con chicos que no merecen la pena y al final el que de verdad merece la pena lo tienes encima de tus narices, cosas que pasan, aunque también es cierto que cuando hay una amistad, muchas veces no te quieres arriesgar por miedo a que esa metedura de pata, al declararte, estropee una buena amistad.
Y lo de las pelirrojas me ha hecho gracia, entre todo el relato a estado muy bien.
Un beso y feliz día festivo. TERE.