¡Hola a todos! Normalmente no suelo escribir relatos tan infantiles o al menos, protagonizados por niños. Pero es lo que me ha venido a la cabeza y tampoco iba a oponer resistencia, ando escasa de tiempo y de ideas, y la imaginación es imprevisible para todo el mundo jaja así que espero que os guste.
¡Feliz martes!
El
cielo comenzó a oscurecer, y las primeras estrellas de la noche
aparecieron
parpadeantes sobre
Lily. Se levantó una brisa agradable y fresca que reemplazó el
bochorno que la había hastiado durante todo el día. No sabía
calcular cuánto tiempo llevaba en el jardín, sentada en la silla de
mimbre, esperando que sucediera lo que tanto deseaba.
Con el soplo de aire, pensó que el verano acababa y, sin quererlo,
olvidó su obsesión. Recordó que pronto volvería al colegio, lo
cual le indujo sentimientos encontrados.
Tal
vez no conocía la expresión tal cual, pero su cabeza infantil
comenzaba a entender la filosofía del sí
pero no.
Por
aquellos días no sabía si la escuela le gustaba, y
su opinión iba variando según el momento del día en el que se
encontrase.
Se moría de ganas por ver a sus amigas, por explicarles las
vacaciones y escuchar las suyas, por jugar a la comba a
la hora del recreo e intercambiar con ellas cromos de dibujos. Por
otro lado, no le apetecía aguantar las clases, ni ver a la profesora
de matemáticas. ¿Cómo conseguía asustarla tanto aquella mujer? Se
la imaginó en
el primer día de
clase,
con su rostro severo y arrugado, no de vieja, sino de enfadada. Las
cejas fruncidas, los labios apretados. Tenía grabada
en
su mente la imagen de
la señora subiéndose
las gafas con un dedo. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando
recordó su voz mencionando su nombre, y se entristeció.
En
ese instante, su abuela abrió la puerta del patio y Lily volvió a
la realidad como quien despierta bruscamente de un sueño. Se la
quedó mirando, esbozando una sonrisa tierna.
Su
abuela era la señora más moderna y guapa del vecindario, y Lily
estaba orgullosa de
ella.
Llevaba el pelo rubio, siempre muy bien peinado, las uñas rojas y en
sus mejillas jamás faltaba colorete. A veces, cuando iban al
supermercado o la llevaba al parque, todos pensaban que era su hija.
Cuando esto ocurría la abuela reaccionaba con una risilla, y se
quitaba méritos, tratando de ser modesta. Pero luego, durante la
cena lo explicaba a sus padres con orgullo. Siempre decía que esos
comentarios le alegraban el día.
-Entra
en casa, o te constiparás- le dijo.
No
replicó, aunque estaba cómoda en el jardín. Se levantó de la
silla y se dirigió hacia el interior de la casa. Cuando pasó por su
lado, su abuela colocó la mano cálida en su cabeza y le acarició el pelo. Su
contacto siempre le aportaba seguridad, como si a su lado nunca le
pudiera suceder nada malo.
Y
de repente, recordó su obsesión.
-¿Han
llegado ya?- preguntó, impaciente.
-No,
aún no. Pero no tardarán mucho más.
En
el salón, se sentó en el sofá. Adoptó una esquina como suya,
igual que un cachorro. Normalmente se estiraba, pero aquella noche
algo en su interior no le permitía ser ella misma.
Su
abuela encendió la tele, y puso el canal de dibujos animados. Eran
sus preferidos, sin embargo, no podía concentrarse. Sólo pensaba en
que el tiempo pasaba lento y tedioso. Y en su obsesión.
Al
cabo de un rato escuchó la llave girar en la cerradura. Cuando la
puerta se abrió, despacio y con cuidado, salió corriendo hacia el
recibidor. Su abuela la siguió, más tranquila, por supuesto.
Y
entonces Lily vio aparecer a sus padres. Sus rostros estaban
iluminados, al menos a ella le pareció que ambos mantenían una
expresión feliz. Nunca había visto tan guapa a su madre. Llevaba un
bulto en los brazos que estaba cubierto por una mantita rosa. Se
agachó para mostrárselo, y entonces vio la cara de su hermana.
Era
pequeña, frágil, un tanto arrugada.
-Ésta
es tu hermanita- dijo su padre.
La
observó detenidamente, maravillada. Tenía los ojos cerrados y en su
rostro se reflejaba una serenidad que Lily jamás había visto
antes. La boca era tan pequeña que no parecía una boca, solo una
brecha en la cara diminuta. Pasó un dedo por su mejilla, con
suavidad. Era extremadamente sensible. En ese momento se sintió
mayor, adulta. Se comparó con ella.
Era
tan pequeña…
¡Buenos días!
ResponderEliminarMe ha encantado, qué momento tan chulo cuando el hermanito recién nacido llega a casa. Yo no lo recuerdo porque solo soy un año mayor que mi hermana, pero me encantaría acordarme.
Me ha encantado la historia y ni siquiera me ha parecido infantil, me parece tierna, que es mucho mejor.
Besos.
Muchísimas gracias! Ojalá pudíéramos recordar estos momentos. Mi hermano es cuatro años menor que yo, y tengo recuerdos vagos, por no decir nulos. Pero por las fotos de cuando era bebé yo estaba muy pendiente de él, así que debí de vivirlo con mucha intensidad :) un besito, me alegro de que te haya traído recuerdos!!
EliminarQué bonito! Me has hecho revivir mi propia vivencia, cuando conocí a mi hermana. Yo estaba con mi padre, esperando en el hall del hospital, y ver aquella personita tan diminuta me llenó de ternura y me hizo sentirme mayor. Y también, me has hecho ver a mi hija Marina reflejada en el texto, cuando conoció a su hermana Irene.
ResponderEliminarQué ternura de historia, me ha encantado.
Un besazo!
Ohh muchas gracias guapa!! La verdad es que es un momento importante en la vida de un niño. Yo recuerdo poquito de cuando vi a mi hermano, que es cuatro años menor, pero me gustaría verme por un agujero jajja me alegro de que hayas recordado en momento de tus hijas, que por cierto, tienen nombres muy bonitos :)) un besoteeee
EliminarHas reflejado toda la ternura de la infancia, en especial de ese momento en el que se produce la llegada de un hermanito o hermanita. Como Marigem, yo también tengo una hermana pero solo nos llevamos un año, por lo que no recuerdo cuál fue mi reacción al verla por primera vez, si es que reaccioné de alguna manera.
ResponderEliminarComparto.
Un abrazo.
Es una pena no poder recordarlo! Yo ojalá tuviera más recuerdos de la primera vez que vi a mi hermano! Un besito, gracias por tu comentario :))
EliminarMe ha encantado el relato y en especial coincido con las demás el momento de conocer a la hermana, en mi caso soy la mayor, no recuerdo cuando llegó mi hermano puesto que con sólo me llevo dos años pero si fue un momento especial e inolvidable para mí la llegada de mis hermanas (son mellizas) y yo entonces acababa de cumplir los 8, estaba muy ilusionada con la llegada de una hermano, un nuevo miembro enla familia, y recuerdo que mi hermano y yo discutiamos por el sexo del que estaba por llegar, en 1965 que fue cuando nacieron no se sabía nada acerca del futuro bebé, venía lo que venía; pero mi hermano siempre quería un hermano y yo una hermana!!! y bueno mi alegría fue algo inolvidable cuando mi padre nos dijo que acababan de llegar «dos hermanas», por entonces tampoco sabía mi madre que llevaba mis mellizas, y fue toda una sorpresa para todos!!! mi hermano durante muchos años les tuvo un pelín de celos ja, ja, ja, le quitaron protagonismo, dos absorben mucho... pero yo siempre me sentí encantada con ellas... como una «pequeña mamá», siempre he tenido una relación muy estrecha con ella y la sigo teniendo... ¡nos queremos mucho!!!! pero cuando las ví por primera vez creí que me volvía loca de alegría!!!!!!!
ResponderEliminarBesos
Que anécdota más bonita! Con ocho años ya puedes tener más recuerdos y lo vives como dices, una pequeña mamá. Si yo con 4 años ya viví así, con 8 debe ser más intenso. Yo tampoco sabía el sexo de mi hermano, porque mis padres no lo han querido saber ni para él ni para mí, y yo quería que fuera una niña. Después me dio igual, y ahora estoy encantada porque nos llevamos súper bien y somos muy amigos además de hermanos. Un besote guapa!!
EliminarMuy bonito y tierno María. La sensación de ver un bebé recién nacido, cogerlo, o acariciarlo es tan grande como el universo. Y la sensación que transmites de la niña recibiendo a su hermanita es encantadora.
ResponderEliminarTengo una anécdota muy curiosa de cuando mi hermana esperaba en casa para ver entrar a mis padres con el bebé que en este caso era yo. Bueno y cómo antes no se sabía si el recién nacido era niña o niño, mi hermana quería que fuera una niña y entonces aparició Miguel el bebé. Su respuesta al verme y según ella reconoció años después fue esta:¿Un niño?, para eso hubiera preferido un pastor alemán, ja,ja,ja.
En fin, así es la vie.
Besito María, encantador relato.
Jajajajaja qué buena tu hermana!! Pero es normal que los niños prefieran un hermano del mismo sexo, yo soy la mayor y cuando nació mi hermano quería que fuera niña. Ahora no sé qué haría sin él!! Jajaja nos hemos encubierto, dicho mentiras el uno por el otro, de todo, vamos!! Seguro que tu hermana ahora está encantadísima con su hermano pequeño!! Aixxx me estoy poniendo melancólica jaja un besito Miguel, gracias por tu comentario :))
EliminarEn esos momentos, te sientes mayor, algo cambia en ti
ResponderEliminarGracias por el comentario! Un saludo :)
EliminarNo me ha parecido un relato infantil ni exento de significado, María. Es una historia en la que la protagonista es una niña que se enfrenta seguramente al primer momento importante de su vida, quizá no tanto por el hecho de tener un hermanito, sino porque a partir de entonces va a tener que compartir a sus padres, ya no será la única receptora de besos y carantoñas. Cuando nació mi hermano tenía siete años y recuerdo cuando llegó a casa. Cuando mi madre se sentó en el sofá con él en brazos me acerqué e intenté tocarle la cabeza, creo que todavía oigo el bufido que soltó mi madre para impedirlo, je,je,je... Un relato precioso, María.
ResponderEliminarMuchas gracias David, me alegro de que te haya gustado. Es cierto que es la primera vez que un niño se enfrenta a algo en la vida, todo es nuevo para él o ella, y se debe de sentir muy perdido, al final deja de ser el único y debe empezar a compartir amor. Un besito y gracias por tu comentario :))
ResponderEliminarQué relato tan precioso María. Te has puesto en la piel de lo que debe pensar un niño a esa edad en la que de repente se siente como alguien que pasa a segundo plano (al menos en su mente). Me ha gustado la última frase "Era tan pequeña..." como pensando que ella ya no lo es tanto.
ResponderEliminarA mí particularmente me pasó lo contrario, ya que soy la pequeña, jeje.
Me ha encantado, una delicia.
Un besazo.
Muchísimas gracias guapísima! Me alegra que te haya gustado. Un besito :))
EliminarTe ha quedado precioso, María. Has realizado un sentido relato con un personaje con mucha fuerza. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte y comentar :))
EliminarMe ha gustado mucho tu relato, es tan tierno. Yo de mi infancia no recuerdo nada de cuando nació mi hermana nos llevamos tres años. Peri si veo la carita de mi hijo mayor al ver a su hermano. Todo ternura y celos. Un abrazo
ResponderEliminarSon momentos que pueden olvidarse pero que cuando tienes hijos revives! Un besito, me alegro de que te haya gustado :)
EliminarMaría, me ha hecho rememorar mi infancia cuando era niña y pensaba que era hija única, pero...no. Bien relatado la llagada de la hermanita a la niña protagonista. ¡Me encantó!
ResponderEliminarLola O. Rubio
Muchísimas gracias guapa! Me alegro de que te haya gustado :)
EliminarJajajaja en mi caso me aproveché hasta que vi que mi hermano había salido con más picardía que yo. Pero durante unos añitos fui la reina jajajaj un saludo, gracias por pasarte y comentar :)
ResponderEliminarpues te ha quedado estupendamente bien el relato
ResponderEliminarMuchas gracias Inma, me alegro de que te haya gustado! :)
EliminarEs un relato muy tierno. El final me ha encantado. Perdona que haya tardado tanto en pasarme. Pero ya sabes porque es. 💋 Gracias por haberte preocupado.
ResponderEliminarClaro guapísima! Tú tranquila, cuando puedas!! Muaaaaaaa
EliminarMe gusta el rela, sencillo, buen escrito, entretenido y lo mejor, un final a la altura, no de esos sorprendente que me dejan descolocada pues nada tienen que ver con el desarrollo. Un beso, María.
ResponderEliminarRelato, relato... Se me quedó el "to" detrás.
EliminarMuchas gracias guapa! Me alegro de que te guste. Eres muy amable :)
Eliminar!Que ternura!, es encantador tu relato, Maria.
ResponderEliminarNos has detallado con precisión esos momentos tan importantes en la vida de una chiquilla en la tan ansiosa espera. Cuanta razon tienen al decir: que cuando nace un bebé el hermano mayor crece de golpe.
!Abrazo, y feliz fin de semana!
Es cierto! El hermano mayor asume de repente ese rol y se vuelve mayor. Muchas gracias por ti comentario guapísima, un beso!! :)
EliminarBonito relato María, ... para no tener práctica con este tipo de relatos, no te ha salido nada mal. Me ha gustado la frescura de la protagonista,... y el tempo, sereno y calmado que has imprimido al relato. Feliz domingo!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Norte! Eres muy amable! Un besito :)
EliminarQué relato tan tierno, María. Yo no puedo recordarlo porque solo le llevo un año y nueve meses a mi hermana, pero ha de ser un momento emocionante la llegada del "nuevo peque" para cualquiera que lo experiemente. Me gusta mucho cómo has dibujado la escena física y emocional de la niña. Por mí puedes escribir todos lo relatos "infantiles" que quieras :))
ResponderEliminar¡Un besazo grande!
Ojalá pudiéramos recordar estos momentos, Julia! Que bonito sería mantenerlo en la memoria! Un besito :)
EliminarTierno relato, María, para nada infantil, por el léxico utilizado y las impresiones que tratas de transmitir... los adultos nos identificamos más con esa situación, incluso pese a no haberla vivido, como es mi caso, muy bonito. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias Eva! Me alegro de que te guste! Un besito :)
EliminarOhh María! me ha parecido un relato lleno de ternura y sensibilidad, que bien has retratado ese momento mágico del final de una etapa. El final del verano, de las vacaciones, de la inocencia, etc... con el final de ser la hija única, de saberse el centro de todo el universo, y con la llegada de un amor nuevo, el amor filial, me ha parecido maravilloso.
ResponderEliminarEl inicio me ha encantado tanto o más que el final, me ha recordado los finales del verano y lo has retratado muy bien, muy bonito.
Muchos besos querida María, ánimo y a seguir escribiendo que te seguimos.
Muy bonito. Y q ternura. Me ha encantado
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