-¿Quién
eres, y qué haces aquí?
Al
volverse, El
Soldado encontró
a una mujer adulta agazapada
en lo alto de las rocas, donde
ocultaba gran
parte de su cuerpo.
La sombra que
la envolvía no permitía
obtener
una
visión clara,
pero sí forjarse una idea aproximada.
El
pelo blanco se le abría en dos mitades en la raíz, y le caía hasta
la cintura como un amasijo de hierba áspera. A Flavio, El
Soldado,
le pareció demasiado joven para lucir aquel cabello
tan blanco.
¿Eran todas la hechiceras del
mundo como
ella?
-Quiero
verte mejor-ordenó Flavio.
La
mujer
se irguió, colocó
un pie descalzo sobre
las rocas y se
abrió paso entre
las sombras. Serpenteó
hasta llegar al suelo, aunque
entonces
tampoco
se mostró en su totalidad. Lo
que sí consiguió Flavio
fue
distinguir
un vestido blanco que caía espeso y tenía los bajos raídos. Algo
en ella le produjo un escalofrío.
Quizás era
el
hecho de cada vez se le
acercaba
más y
más. En
un acto reflejo, dirigió su mano a la espada.
-No
puedes matarme-se apresuró a decir ella.
El
Soldado se detuvo. El instinto le pudo. La mujer avanzo, en silencio,
y cuando por
fin se
dejó ver Flavio encontró a una joven de aspecto indefenso.
No había nada de siniestro en ella.
-Has
venido porque algo no te deja dormir.
-Es
cierto. Empezamos bien. Aunque he de decirte que no creo demasiado en
estas cosas.
-¿Estas
cosas?
-Sí,
exacto, estas cosas.
-Sin
embargo aquí estás, con tus dudas y con tus miedos.
Flavio
echó un vistazo a la cueva. Si él
viviera en un lugar tan húmedo acabaría enfermo.
-No
es verdad. No tengo miedo, sólo curiosidad. ¿Te han mandado los
Dioses?
-Depende
de a qué Dioses te refieras.
-La
esclava gala no fue clara.
-La
esclava gala ha perdido, quiso saber y escuchó lo que quiso oír.
-No
sé bien qué
quieres decir, pero no tengo tiempo que perder. Si alguien advierte
mi ausencia el campa…
La
mujer volvió a esconderse entre las rocas, de manera que Flavio sólo
podía ver la mano, blanca. Su voz se convirtió en un eco.
-¿A
qué has venido, si no
tienes miedo?
-Porque
tengo aspiraciones. Quiero
que personas importante conozcan mi nombre.
-Yo
no cumplo deseos- dijo mostrando
su rostro de nuevo.
Flavio
comenzaba
a aturdirse
de tanto movimiento, intuyó que con las hechiceras se debía
practicar la paciencia.
-Entonces
¿qué
haces?
-Veo.
-De
acuerdo, con eso me basta. Dime, ¿qué
ves?
-Un
rey sin corona.
Flavio
soltó un bufido.
-¿Qué
estupidez es esa? Roma no tiene reyes desde…
-Los
reyes están en todas partes.
Tomó
aire, y se frotó la nariz. Algo empezaba a hervirle dentro, quizás
la impaciencia, quizás un latigazo de tensión. Y cuando ya se había
acostumbrado a la mujer de blanco una presencia lo
alarmó.
-La
esclava gala no debió enviarte.
Aparecieron
dos mujeres más.
Una vestida
de negro y otra de rojo. Al igual que la de mujer
de
blanco,
el vestido y el color de cabello eran idénticos. La
mujer de negro era morena, la de rojo, pelirroja.
-La
esclava gala no me ha enviado – movió la cabeza,
alternativamente-. ¿Quiénes
sois?
Las
tres mujeres se agruparon
a unos pasos de distancia, donde la luz que se filtraba por la
abertura las bañaba y descubría todos su cuerpo.
-Yo
soy tu pasado- dijo la de rojo.
-Yo
soy tu presente-añadió la de negro.
-Yo
soy tu futuro-acabó la de blanco.
Flavio
guardó silencio unos segundos, mientras las contemplaba, sin
entender. Trató de buscar las palabras idóneas,
pero no lo consiguió. Se había bloqueado. ¿Estaba soñando? Las
tres mujeres eran idénticas en rostro y complexión. Lo único que
las diferenciaba era el color del pelo y de los vestidos. Eran
bellas, pero estaba tan aturdido que en ese instante no podía pensar
en mujeres ni en
su
atractivo.
-Puedes
hacernos una pregunta a cada una y te responderemos.
-La
esclava gala...-comenzó a pronunciar sin saber muy bien qué decir.
-La
esclava gala quiso saber si sería la
tentación
de los hombres-exclamó la mujer
de blanco-. Le dije que sí.
Flavio
movió la cabeza, en señal de negación.
-Tal
como ha acabado, dudo
que fuera eso lo que deseaba.
-Ya
te he dicho que no cumplo deseos, sólo respondo a lo que quieres
saber. La
respuesta era sí, pero no cómo ella pensaba.
Flavio
tomó aire. El sol empezaba a lucir
fuerte, el
día debía
de ser avanzado. Esperó que los soldados no lo hubiesen echado de
menos.
-Está
bien- dijo colocando
el cuerpo muy recto. Pero parecía que trataba de convencerse
a sí mismo-. Tres preguntas.
Se
frotó la frente con las manos. Pensó que así no enloquecería.
-¿Murió
mi hermano con dignidad?
-Sí-
contestó la mujer del pasado.
Se
aclaró la garganta antes de seguir.
-¿Preferiría
mi padre que hubiera sido yo el
que hubiera muerto?
-Sí-
contestó la mujer del presente.
Se
tapó los ojos con las palmas de las manos. Cuando creyó
recomponerse, dijo:
-¿Seré
un hombre honorable, como mi hermano?
-Esa
pregunta es ambigua, y ambigua será mi respuesta-contestó la mujer
del futuro.
-¿Venga
ya?-Exclamó Flavio desesperado. - Es una pregunta fácil, sólo hay
que responder sí o no.
-Para
algunos podrás serlo, pero para otros no. En siete años volverás a
Roma, pero antes habrás elegido tu camino. Depende de ti convertirte
en una cosa u otra.
-¿Un
rey sin corona?
-Un
rey sin corona, o un héroe de barro.
-No
lo entiendo.
-Un
rey sin corona. Harás cosas grandes y bondadosas, pero nadie hablará
de ti. Al menos los que tu pretendes que lo hagan. U héroe de barro.
Permitirás atrocidades. Pero tu pueblo inmortalizará
tu
nombre. Tus hijos
serán
famosos,
y los hijos de sus hijos.
La
mujeres se dieron a vuelta. Se dirigieron al lago y una a una se
fueron introduciendo en
el agua cristalina.
-¿Adónde
vais? No hemos acabado.
-Nosotras
sí.
Los
ropajes de fueron desintegrando,
la piel quedó expuesta y poco a poco la suavidad dio paso a escamas
que se desplazaban por el cuerpo como la lepra de los mendigos.
Flavio
reprimió un gesto de repugnancia.
Se limitó a contemplar como una a una mutaba a algo que no era ni
humano ni animal. Solo un ente escamoso y descolorido.
El
sol golpeaba fuerte cuando encontró su caballo en la pradera. El
pobre animal se había refugiado bajo la poca sombra que había. Lo
desató y caminaron juntos. No pasó mucho rato, cuando el campamento
asomó tras la colina.
¡Muy bueno María! Me ha encantado esta segunda parte. Me encanta tu forma de narrar y de armar los diálogos. Al final al pobre Soldado le hubiera venido mejor no saber nada acerca de su pasado, presente y futuro, porque ninguna de las noticias ha sido una buena. Y buena reflexión acerca de lo que consideramos "gloria" en la vida.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
¡Un besazo!
Muchas gracias guapa, viniendo de alguien que escribe tan bien como tú, es todo un cumplido!
EliminarUn besito y feliz miércoles :)
Cada vez me engancha más tu relato. Me ha encantado la imagen de las 3 brujas representando presente, pasado y futuro. Y también el detalle de como "lo que deseas, puede ser tu peor pesadilla".
ResponderEliminarUn besazo!
Hola guapa! Me alegro de que te guste la historia.
EliminarSí, sí, hay que tener cuidado con lo que se desea, que no siempre sale como uno espera.
Un besote guapa! Muaaaa
¡Ouuuu! ¡Qué capítulo más bueno! Coincido con Noe, lo de las tres brujas es un detallazo! Me encanta.
ResponderEliminarUn besazooo
Gracias guapísima!! Un besote bien fuerte :))
EliminarEscribes muy bien! Sigue así y verás como poco a poco vas mejorando! Aunque ya lo haces súper bien! Ya me gustaría escribir como tú ♥️
ResponderEliminarMuchas gracias guapa! Un besote! 😘
EliminarHola María, qué gran continuación con unos diálogos que son una maravilla técnica y estética. La historia de las tres mujeres ponen un contrapunto mágico a la historia. Enhorabuena una vez más desde la admiración hacia tus letras. Un abrazo!!
ResponderEliminarMuchas gracias Miguel, siempre eres muy amable! Un besazo
EliminarQué historia, María. Genial que cada una de ellas represente una fase de la vida de Soldado, pero si algo queda claro es que mejor no conocer las respuestas a ciertas preguntas.
ResponderEliminarMe ha gustado cómo has hilvanado todo.
Un beso
Muchas gracias Chelo! La verdad es que a veces es mejor no saber lo qué está por venir ni condicionarse por el qué será. Gracias por leer y comentar! Un beso
EliminarMe ha gustado mucho. No sé yo si me atrevería a realizar una pregunta del pasado, otra del presente y otra del futuro.
ResponderEliminarDialogo y narración muy fluidos. Felicidades!
Yo tampoco, Angel, es un poco jugar con fuego. Muchas gracias porntu comentario! Un beso :)
EliminarEstupendo desenlace,...creo, porqué no se si tiene continuación o no. Has armado un bonito guión con las tres "adivinas/brujas", todo invita a tratar de comprender los anhelos de ese pobre soldado atormentado por conseguir su propia gloria. Felicidades por tu reencuentro con el género.
ResponderEliminarMuchas gracias! Me alegro de que te haya gustado! Por el momento lo dejaré aquí, porque todo lo que se me ocurre es larguísiml, y no tengo mucho tiempo de hilvanar detalles, me gusta tener la historia planificada cuando escribo, así que daré paso a otros relatos. Un beso :)
Eliminarescribes muy bien y nos tienes aqui enganchadas a todas
ResponderEliminarJajaj muchísimas gracias! Me alegro de que te haya gustado! Un besito :)
EliminarQué interesante e imaginativo el relato, María. Y además, como buen cuento, esconde una importante moraleja. No sé si las respuestas de las hechiceras ayudarán o no al pobre soldado, pero está claro que le han dado una pista sobre su futuro y mucho en qué pensar. A partir de ahora la elección es solo suya, como el futuro que le espera...
ResponderEliminarLa historia me ha encantado de principio a fin, y confieso que la imagen de las tres hechiceras, con sus respectivos colores, me ha hecho desear poder verlas yo también :)
Un beso y feliz domingo.
Muchas gracias Julia! Me alegro de que te haya gustado. Un beso y feliz domingo a ti también :) muaaaa
EliminarMuy bonito el relato, he llegado a imaginarme la escena. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias Asunción! Un saludo :)
EliminarBueno, pues mientras esperamos la continuación nos queda el poder disfrutar de esta maravillosa parte. Pura narración. No solo por los diálogos tan bien hilados, tan bien ajustados en el tono (épico en cuanto a las adivinadoras; más mundano, respecto al soldado). Destaco las sutiles imágenes de los movimientos de la bruja, ahora una, huidiza, ahora, tres. Turbadoras en ambos casos. Esa decisión que deberá tomar entre el bien y el mal, entre la gloria terrena y la gloria eterna. Es un capítulo para enmarcar, tómate tu tiempo pero aquí tienes una novela muy bien perfilada. Fantástico relato. Un abrazo!
ResponderEliminarOhh muchas gracias David por tus comentarios tan amables! Me alegra mucho que te guste!
ResponderEliminarUn beso :)