EDITORIAL: Narrativa del Acantilado,
21
TITULO: Carta de una desconocida
AUTOR: Stefan Zweig
TRADUCTOR: Berta Conill
ISBN: 978-84-95359-47-6
PÁGINAS: 72
<<Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya, aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora>>.
R., un famoso
escritor, regresa a Viena después de pasar unos días en la montaña. Al llegar a
casa, su mayordomo le entrega una misteriosa carta de veinticinco páginas redactadas
por una mujer que no conoce. O eso es lo que él cree. Precisamente, este resulta
ser el eje de la novela, porque ¿Cómo puede alguien olvidar el rostro de una
persona que ha permanecido tan cerca en diversas ocasiones?
<<Mi hijo murió ayer. Durante tres
días y tres noches he tenido que luchar con la muerte que rondaba a esa pequeña
y frágil vida. Permanecí sentada al lado de su cama cuarenta horas, mientras la
gripe agitaba su pobre cuerpo ardiente.>>
Así
empieza la carta de la mujer desconocida. A lo largo de las páginas, ella le relata
los años de invisibilidad sufridos a causa su indiferencia. A medio camino
entre el reproche y una declaración de amor casi obsesiva, ella le revela cómo
se conocieron, cuando era una adolescente tímida que vivía en su mismo rellano,
en su mismo edificio, y cómo después, de adulta, ya viviendo en otro lugar, lo buscó
y, todavía enamorada, forzó varios encuentros. Pero él no consiguió reconocerla
cada vez que coincidían. Lo que sí mostró fue interés por su juventud y su
apariencia atractiva, lo cual lo llevó a desplegar toda su amabilidad de mujeriego,
pero sin llegar a diferenciarla del resto de sus esporádicas conquistas.
<<No me reconociste, ni entonces, ni
en ningún otro momento, nunca me has reconocido. ¿Cómo te puedo describir la
decepción de aquel instante? Por primea vez fui consciente de estar
predestinada a que no me reconocieras durante toda mi vida, esa vida con la que
ahora estoy acabando; desconocida para ti, aún no sabes quién soy.>>
Sin duda lo que destaco de esta novela es el estilo bello y poético que tiene el autor. La capacidad de recrear el desconsuelo y la devoción de la mujer desconocida (nunca llega a revelarle su nombre) y plasmar un amor capaz de perdurar en el tiempo. Aunque más que amor, lo considero una obsesión, y por este motivo me ha causado algo de rabia que la mujer lo abandonase todo cada vez que él le ofrecía una hora de su tiempo. Pero entiendo que aquí reside la esencia de la novela y precisamente lo que el autor pretendía transmitir: con qué indiferencia vive quien lo tiene todo sin plantearse el daño que genera a quien todo lo puede perder.
<<Porque a ti, ciertamente, sólo te
gustan las cosas fáciles, juguetonas, nada pesadas, tienes miedo de inmiscuirte
en un destino ajeno. Lo que quieres es entregarte a todos, al mundo, no quieres
ninguna víctima>>.
Este ha
sido mi primer acercamiento a Stefan Zweig y sin duda,
planeo seguir adentrándome en su obra. No tengo ni idea de cuál será el
siguiente libro, pero estoy segura de que me compraré tres o cuatro para
tenerlos de reserva. Como mucho, puedo sufrir un empacho de Zweig. Pero escribe
de un modo tan dulce y bonito que ahora mismo me parece difícil que esto ocurra.